TALK SHOW
Puede el arte contribuir a cambiar el mundo modificando la cabeza de la gente? ¿Una crónica periodística publicada por Las/12 puede convertirse en un texto teatral poético y conmocionante? La respuesta a ambas preguntas es sí después de ver Ajena, Relato coral para trece nadadoras y un hombre flaco, basado sobre “Catástrofe artificial”, uno de los sustanciosos artículos de nuestra compañerita Sonia Tessa (transida de emoción la noche del estreno). El artífice de esta transfiguración es un@ de los más valios@s director@s y puestistas del momento, Guillermo Cacace, inmejorablemente secundado por un grupo de intérpretes y por especialistas en los diversos rubros técnicos.
La nota de Sonia Tessa, aparecida hace un año, narraba con detalles vívidos y espíritu solidario la historia de Gloria, una de las víctimas de la inundación de Santa Fe. Alguien que perdió un marido, una casa, los muebles y las fotos, pero que no se rindió, por pura prepotencia de vida, sin dejar de aclarar: “No se los voy a perdonar mientras viva, me la deben”, aludiendo a todos aquellos funcionarios responsables en distinta medida del desastre. Responsables crueles, si nos atenemos a la frase de la psi Silvia Bleichmar que cita el propio director: “la crueldad reside en no conectar con el dolor del otro”.
Guillermo Cacace abrió entonces la crónica de Tessa auspiciado por las musas y puso en escena a trece sirenas en traje de baño enterizo rosa pálido, con tocado al tono, muy onda entre los ‘40 y los ‘50, época del reinado acuático de la bañista Esther Williams arropada por ballets deliciosamente kitsch. Las trece chicas se desplazan sobre el escenario con una sonrisa perpetua, abrochada, realizando al unísono variedad de gestos corporales que remiten al nadar, al flotar, al respirar, al estar en el agua. Y van diciendo con perfecta pronunciación y modulación, casi textualmente, la nota de Tessa. Anunciadas como The Swimming Pool Show por un hombre muy delgado que más tarde –único agregado de la dramaturgia– relatará un viaje no oficial de ayuda a los campamentos de inundados. Por alguna ley de los opuestos, Ajena evoca, invoca la tragedia hasta un punto casi intolerable. Ese es el punto de la conciencia moral despierta.
Docente del IUNA, Cacace tenía una especie de misión peliaguda: hacer una obra con trece mujeres y un varón de la camada 2005, del Departamento de Artes Dramáticas: “Pensé en crear algo específico, donde todo el mundo tuviese una participación homogénea, o sea que se destaquen las singularidades. Como para mí el agua es un elemento muy placentero, arbitrariamente les propuse investigar sobre las resonancias de este elemento en cada una, en cada uno. A la vuelta de mi estudio hay un natatorio, así que quedamos en ir a nadar, y al volver improvisar sobre las conexiones que nos producía el agua”.
Pero resulta que Guillermo tenía guardada en una carpeta una nota –esa nota– de Las/12 que le había dado una persona muy querida que sabía que él andaba navegando en el tema del agua. “Y un día, después de nadar, mientras las actrices y el actor se cambiaban, voy leyendo el artículo y compruebo que hacía síntesis de todo lo que habíamos estado trabajando. Pero cuando le empezamos a poner el cuerpo en la improvisación al centro de evacuados o situaciones directamente ligadas a la tragedia, todo se tornaba golpe bajo, se perdía la metáfora. El tema me conmovía y no pensaba abandonarlo, el desafío era ver cómo me las arreglaba para contarlo.” Y se las arregló de maravillas: primero les pidió a las chicas y al chico que memorizaran el texto, después lo hicieron en la pileta, luego en el estudio, “donde empezó a generarse un lenguaje específico para la puesta. Nos dimos cuenta de que, por elevación, nos permitía contar algo de lo que nos pasaba a nosotros con esa tragedia en la que, más allá de importarnos, siempre había un punto de amenidad. Vimos muchas películas de Esther Williams, investigamos sobre natatorios donde hay competencias con movimientos sincronizados. Poner este texto en boca de nadadoras era una contradicción, una distancia que por momentos se multiplica hacia un montón de lugares. En el estreno estuvo Gloria en la platea, y fue muy emocionante cuando nos manifestó que el lenguaje de la obra la ayudaba a tramitar tanta cosa terrible que le había ocurrido. En cuanto al público, lo que yo busco es ponerlo en la zona de ¿qué hago con esto? Y lo que les pido a las actrices, a los actores al encarar un proyecto es que sea una experiencia transformadora. Si al terminar la función están igual que antes de empezar los ensayos, si no se movió algo en cada uno, no estamos haciendo lo que este laburo nos llama a hacer. Pero si a nosotros nos pasa algo, al espectador, a la espectadora también. Y esto tiene que tener, sí o sí, consecuencias políticas”.
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