TALK SHOW
Ahora te llaman Margot
› Por Moira Soto
Aunque el gran personaje, la verdadera estadista de gran energía y creatividad fue, hacia fines del siglo XVI francés, la controvertida Catalina de Medicis –la Reina Negra–, la que quedó como protagonista de novelas populares (Alejandro Dumas) y películas fue su hija Margarita, a la que llamaron Margot, casada con Enrique de Navarra (futuro Enrique IV) a fin de arrimar a católicos y protestantes, pero los festejos del casamiento culminaron en la terrible masacre de San Bartolomé (23-8-1572). Cierto es que la guerra civil había arrancado con la anterior matanza de protestantes en Vassy, y que diversos tratados de paz sólo habían conseguido atizar odios recíprocos. Pero también es verdad que determinados episodios –el complot (frustrado) contra su hijo Carlos, próximo rey, y el ascenso político del hugonote Coligny– movieron a la ex alumna de Julio de Medicis (luego Clemente VII, Papa) a maquinar represalias: ordenó la ejecución de los líderes de la reforma religiosa, abriendo así las compuertas de una carnicería atroz que dejó miles de muertos. Por esas fechas, Catalina, de 53 años, hacía más de 10 que era la viuda aparentemente inconsolable de Enrique II, quien la había engañado larga, entusiastamente con Diana de Poitiers, sin dejar por eso de hacer uso matrimonial con la suficiente regularidad como para que su esposa alumbrase a diez hijos diez.
Tampoco es que la citada Margot no merezca atención: casada a los 19, la joven reina de Navarra, bonita y cultivada, practicó el sexo con tanta libertad, asiduidad y variedad de targets, que se dijo de ella (además del consabido mote de ninfómana) que se había acostado con todos los tipos de la corte, menos con su marido (que le provocaba cierta repelencia). Aparte de sus aventuras galantes, Margot no dejó de tejer cada tanto intrigas políticas.
La bella, sombría Reina Margot (1994) de Patrice Chéreau (Los que me aman tomarán el tren, Intimidad) que se inicia en esa trágica noche de exterminio, poco después del casamiento real, sin duda alude a otros genocidios más cercanos. Con resonancias shakespeareanas, inspirándose en Dumas, pero también en Marlowe (La tragedia de París) y en Heinrich Mann (La novela de Enrique IV), Chéreau confirma que es un puestista de gran aliento, audaz, capaz de inyectarle nueva vida a ese momento clave de la historia de Francia, de reconocer y transmitir el peso del dolor y la sangre, de describir la locura erótica y sangrienta de la familia real, remitiendo a clásicos del cine y la pintura sin alardes manieristas. La colagenada Isabelle Adjani (foto) luce algo catatónica mientras que la impresionante Virna Lisi, hermanita de sangre de Lady Macbeth, descuella en un reparto perfecto. Vale recordar que 40 años atrás de este film de Chéreau –editado en video y visto cada tanto por cable–, Jeanne Moreau, a los 25, encarnó a la donjuanesca reina en una superproducción dirigida por Jean Dréville, con Françoise Rosay en el papel de la tremenda Catalina. Este film de 1954, titulado también La reina Margot, se pasa mañana sábado, a las 21.15 por TV5 (canal 66 en Cablevisión y Multicanal), el martes 23 a las 23.15 y el jueves 25 a las 14.15). Una curiosidad imperdible.