Cada vez que se menciona a Naomi Klein, a su condición de periodista se le suma otra, más controvertida, que ella asume con naturalidad: "activista". "No es problema para mí que me sindiquen de esa forma --dice Klein-- aunque puedo admitir que es útil para quienes pretenden desautorizar mis artículos o mis investigaciones. Pero si no usaran ese adjetivo encontrarían otro, siempre encuentran el modo de despreciarte desde el poder cuando no les gusta lo que escribís. Yo no reniego de lo que soy, puedo decir que el periodismo no exactamente una carrera para mí, lo que de verdad guía mi trabajo es un deseo de cambio social, de exponer algunas cosas... todo lo que diga puede sonar a cliché, pero no deja de ser cierto. Escribir es una manera de canalizar ese deseo de cambio, el problema conmigo es que quedé asociada de manera muy fuerte con un movimiento global, pero todos los movimientos han tenido sus periodistas, sus escritores, sus expresiones culturales.
-¿Existe el periodismo independiente en un lugar como Irak?
-Había un pequeño grupo, pero no podíamos trabajar juntos porque cuántos más éramos en un grupo más vulnerables nos volvíamos como blanco. Una vez lo hicimos, fuimos a un barrio donde unos autos habían sido alcanzados por misiles similares a los que mataron al líder de Hamas, al estilo Sharon. Y ahí, a los pocos minutos, se nos acercó un hombre muy amable que nuevamente nos invitó a retirarnos si queríamos seguir vivos. Pero esta vez nos pidió perdón y nos dijo que cada vez que algún miembro de la resistencia hablaba con un periodista, al día siguiente los soldados lo arrestaban, por eso creía que todos nosotros éramos de la CIA. Y de hecho, yo creo que hay más espías de la CIA encubiertos como periodistas que otra cosa, al fin y al cabo es el disfraz más sencillo y en Irak se montó la operación de la CIA más grande de la historia: hay 600 agentes encubiertos.
-Pero no podemos creer que todos los periodistas dependen de los servicios de inteligencia.
-Claro que no, pero también es cierto que ya han muerto 26 periodistas, incluso la semana pasada los soldados norteamericanos mataron a dos de la cadena de TV que la misma fuerza de ocupación creó para competir con Al Jazeera --cuya sede fue bombardeada durante la guerra--. Los entrenaron y después los mataron porque estaban fotografiando los puestos de control.
-O sea que el miedo va más allá de los asesinatos en la calle.
-El miedo es la moneda corriente. Las grandes empresas contratan guardaespaldas para sus enviados que les dicen dónde tienen que ir y a qué hora. Con decirte que una amiga estaba preparando una conferencia de prensa por un tema de derechos humanos con una ong e invitó a la CNN a las cinco de la tarde, la respuesta fue: "No estamos autorizados a cubrir ninguna noticia después de las cuatro".