El trabajo con los y las jóvenes nos pone día a día en situación de pensar y repensar estrategias y respuestas ante situaciones como abusos, maltrato, violencia física y psicológica, discriminación de género, embarazo adolescente, enfermedades de transmisión sexual, abortos, etc. Pero no sólo buscamos respuestas ante los problemas, creemos que tenemos que educar desde la prevención”, comienza el “Programa de Educación Sexual”, de la Escuela Secundaria La Salle, de González Catán, realizado en marzo del 2010 por el equipo de educación sexual –Elizabeth Marasco, Leonor Campos, Melisa Heredia, Alicia Broitman y Juliana García Reccia– junto a la dirección del colegio.
“La nueva ley de educación sexual (26.150) establece la responsabilidad del Estado para garantizar el derecho de niños, niñas y jóvenes a recibir Educación Sexual Integral (ESI) en todos los establecimientos educativos públicos de gestión estatal y privada (...). Además nos abre posibilidades de trabajar estos temas en las aulas. En nuestra escuela entendemos la educación sexual como la educación para el amor (...) y comprendemos a la sexualidad en forma amplia, compleja y no como sinónimo de sexo, sino más bien en aquel modo de entender las relaciones afectivas con los otros. Pensar de este modo la sexualidad nos permite pensar que debemos enseñar ejes como: género y estereotipos; sexo, sexualidad y genitalidad; embarazo, embarazo adolescente, aborto; abuso sexual, trata de personas; amor; intimidad y cuidado.”
Y toca un punto conflictivo entre adultos y adolescentes que la escuela ve y vive como un reflejo social que se expresa en la presencia y ausencia en las aulas: “Las prohibiciones de los noviazgos por parte de los padres sobre las chicas o las prohibiciones de salir de su casa, en muchos casos, hablan de concepciones de género, de autoritarismo y hasta de miedo acerca de los vínculos entre los/las jóvenes”.
“Este programa puede ser llevado a cabo, desarrollado y lograr algún tipo de impacto en nuestros/as pibes y pibas sólo si es asumido responsablemente por todos los adultos y desarrollado como parte del currículum a enseñar en cada año, en cada materia –propone–. Además, sabemos que la educación sexual es parte de la cotidianidad de la escuela, en lo que ocurre en el patio, en nuestros discursos, con nuestras maneras de decir y de nombrar.”
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