En 2010, su hermana Ana y sus amigos Ana Longoni y Miguel D’Amato se pusieron de acuerdo para editar parte de la producción poética de Maite que estaba inédita. Así vio la luz Resaca, un bello libro-álbum con dibujos y grabados de Pablo Tunica, que fue publicado por el sello Vox y presentado el mismo año en Buenos Aires. “Al menos tres sentidos se superponen en el título: ‘olvido y restos’ que deja la marea, ‘la mona o el mareo’ que sigue a la borrachera, y la ensoñación opiácea, narcotizante e hipnótica de ciertas flores como las adormideras y violetas”, apunta Longoni. “Este libro es ‘un mapa de arterias’ donde perdernos y encontrarnos. Una bitácora clandestina llena de historias de mar devoradas a la hora de la siesta, tierra adentro.” O, como dice Hugo Correa Luna, “Resaca es un libro bellísimo, sabio, inteligente, un trabajo fino que nos sume en una mirada hacia adentro”. Valgan como prueba estos poemas.

No es oro todo lo que reluce.
También reluce la vela
en el tajo que
a lo oscuro
pega el diente de la adormidera.

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Dormir con los animales
sería la ley de las mañanas
o más bien relente a pesadilla
mariposa al albur de las persianas?

Sería ley creciéndose animal
el sacudón al alba y río a secas?

Y dormir con los animales
la esquiva telaraña de las siestas
el insecto amordazado en duermevela?

Pero dormir con los animales
la mona o la resaca del champán
al sereno y que la luna no se encienda...
digo: la nochevieja nuevamente
con sus tigres y sus luces de bengala
hasta la murga aguafiestas de los gallos
y el agrio moscardón de la mañana?