FúTBOL › ENTREVISTA A JORGE ALMIRóN, ENTRENADOR DEL CAMPEóN LANúS
El DT que llevó a Lanús a su segunda vuelta olímpica en el plano local explicó los cambios que hizo para recuperar la senda victoriosa del equipo, se ilusionó con mantenerse en lo más alto, destacó su paso por Independiente –su futuro rival en la Sudamericana– y reivindicó la tarea de Gerardo Martino al frente de la Selección.
› Por Leonel Lenga
–Luego de una salida intempestiva de Independiente le tocó llegar a Lanús y lograr el título en el primer campeonato. ¿Cómo fue esa experiencia?
–Primero tuve un proceso en el que estuve parado analizando muchas cosas. Fueron cuatro meses en total. Descansé, tomé una pausa, pero al mes ya quería volver a trabajar. Uno igualmente seguía de cerca todo lo que pasaba en el fútbol argentino, veía los partidos y analizaba los planteles. Sin trabajo, era lo que me tocaba. A Lanús ya lo conocía. Me acuerdo que cuando dirigía a Godoy Cruz había sido uno de los equipos más difíciles del torneo. Me había llamado la atención la forma en la que jugaba y nos había llevado a cambiar nuestra manera de hacerlo. Le ganamos 1-0 en Mendoza, pero para mí era de los rivales más complicados. Además tenían el antecedente de haber logrado la Copa Sudamericana. De ese equipo que había ganado se fueron 14 jugadores y al proceso siguiente se siguió vendiendo. Estaba al tanto de los cambios que se habían producido y de que el último campeonato no le había ido tan bien. El club tiene que vender para subsistir. Ser protagonista y cuando andan bien los jugadores venderlos, esa es un poco la política. Producto de esto, de que era un equipo prácticamente nuevo, el último torneo habían terminado en mitad de tabla.
–A partir de lo que menciona, ¿qué hizo para darle su sello y volver al rumbo ganador?
–Mi idea fue mantener a algunos jugadores que estaban porque las características eran similares a las que a mí me gustaban y con las que me sentía identificado. También llegaron otros, porque del torneo pasado se habían ido varios. En el arco le dimos titularidad a Fernando Monetti, porque lo venía haciendo (Matías) Ibáñez. Mantuvimos a tres del fondo (Gustavo Gómez, Diego Braghieri y Maximiliano Velázquez) y sumamos a José Luis Gómez al lateral derecho. Llegó (Iván) Marcone, Román Martínez dejó de alternar y también Miguel Almirón. Arriba siguió (Lautaro) Acosta, incorporamos a José Sand y también a Pablo Mouche. Ese fue el equipo base que salió campeón. Hubo algunos cambios y muchas cosas importantes para conseguirlo. Lo competitivo del plantel fue algo heredado y la forma de jugar cambió bastante. Hubo un montón de matices diferentes, pero la base era importante porque el equipo era serio para trabajar y ganador.
–¿En qué consistía esta idea de juego nueva que pregonaba?
–Anteriormente el equipo era más de ataque directo. No salía jugando tanto y se usaba el despeje del arquero para avanzar. En mi caso, lo primero que hice fue hablar con los defensores porque tenían que prepararse para otro trabajo. Ya no rechazar, sino bajar la pelota, dársela al arquero, que los centrales se abrieran y salir jugando. Era otra la obligación que tenían, por lo que debieron prepararse de una forma distinta. Al no estar acostumbrados llevó tiempo, pero cuando uno tiene buenos futbolistas y la intención de hacerlo, se consigue. Hubo que repetirlo muchas veces y se pudo mejorar, hay que seguir insistiéndo aunque haya errores. Llevarlo al partido no es fácil, pero los jugadores se adaptaron rápido. Se sintieron identificados, lo disfrutaron y lo demostraron en la manera de jugar y sobre todo en los resultados, que es lo más importante.
–¿De qué manera trabajó para sumar a los defensores al circuito de juego?
–Todos los jugadores llegan a Primera sabiendo jugar al fútbol. No es que aprendieron en Primera, fue un largo proceso para llegar desde que eran chiquitos. Pero depende de lo que les pidas. Si hablo con un defensor para que sea seguro y en la primera que tiene le pido que la saque larga porque la quiero lejos del arco se acostumbran a jugar así. Por eso, hablamos con el plantel para contarles que la idea iba a cambiar un poco. Que queríamos que el arquero se pudiera integrar para generar superioridad desde atrás y lograr espacio hacia adelante. Cuando uno tiene buenos jugadores se interpreta rápido porque participan todos del juego. Si a ‘Laucha’ (Acosta) le pedís que ataque directo no va a esperar a nadie. Es desequilibrante y puede pasar a uno o dos jugadores a máxima velocidad. Puede llegar, desbordar y tirar centro, pero los volantes seguramente no llegaron al área todavía. Entonces la termina agarrando el arquero y el volante picó innecesariamente 30 metros hasta el área sin tocar la pelota. Son desplazamientos largos sin participar del juego y terminan relegando a los mediocampistas. Por eso nosotros apuntamos a que todos puedan acompañarse un poco más. Que los delanteros puedan jugarse el mano a mano si son desequilibrantes, pero contemplando que hay situaciones en las que se necesita una pausa para que se pueda sumar el lateral izquierdo, también el volante interno e incluso el nueve para asociarse. Triangular por ese lado y terminar por el otro, lo que lleva a que el lateral de la otra banda deba aparecer por sorpresa cuando se produce la jugada y que el volante central tenga que estar atento para poder dar la vuelta al juego y sacar la pelota por el otro lado. Así el juego se hace más asociado. Eso cambió mucho.
–¿Cuáles son los objetivos que se trazan para la próxima temporada?
–La gente que conoce de esto afirma que lo más difícil después de ganar es repetirlo. Hoy volvemos a empezar y arrancamos de cero. El primer objetivo es redondear el plantel porque hay jugadores que se pueden ir. Otros, en cambio, arreglaron sus contratos y se quedaron. Eso da seguridad. Que no se desmantele el equipo es importante. Y si se va alguno que se sume otro rápido para poder integrarlo. No queremos cambiar la fisionomía. El equipo se acostumbró a ganar, el plantel tiene cuatro o cinco jugadores que ya han ganado varias veces campeonatos y eso también exige porque no quieren aflojar. Igualmente sabemos que está la posibilidad de perder, que podemos arrancar el torneo con una derrota, pero la idea desde el primer día de entrenamiento es guardar en el recuerdo lo que logramos y usarlo como base para volver a ganar. Los objetivos se irán trazando de acuerdo a cómo se arme el plantel y de cómo sea el fixture que nos toque. Esta pretemporada la enfocamos con la idea de volver a ser protagonistas.
–¿Dos delanteros, Pablo Mouche y Junior Benítez, fueron los únicos que se fueron hasta ahora?
–Exacto. De todas formas sabemos que en Europa los tiempos de fichajes son diferentes. Hay algún ofrecimiento por Gustavo Gómez y por Miguel Almirón podría aparecer algo. Es normal en estos tiempos en Argentina en el que las cosas no se definen y todavía no sabemos cómo se jugará el torneo local ni cómo quedará el sorteo de la Sudamericana. Hay varias cosas que también tenemos que tener en cuenta para planificar este semestre que va a estar cargado por el campeonato local, la Copa Sudamericana y la Copa Argentina.
–¿Y en qué incorporaciones piensa?
–Las incorporaciones tendrán que ver con los que se puedan ir. Ahora tenemos la plaza de extranjeros cubierta. Pero si se va Gustavo Gómez, que quiero que se quede, se abriría un lugar. Depende un poco de eso. La política del club es vender para subsistir, así se mantiene esto. Pero no hay muchos jugadores que puedan reemplazar a los jugadores que tenemos porque son muy caros. Los que andan bien tienen un precio muy alto y la inversión que se podría hacer tampoco le conviene mucho al club. Así que los futbolistas de la casa tendrán cada vez más participación. Marcelino Moreno, quien se sumó a la pretemporada, puede ser uno de los casos. ‘Pampu’ (Sergio) González que venía siendo parte del plantel tendrá más participación, lo mismo que Marcelo Herrera, Gonzalo Di Renzo, Cristian Ramírez y Leandro Maciel, que son los más adelantados. Además Bruno Vides regresó al club luego de su paso por Ecuador (Universidad Católica de Quito) y llegó Santiago Zurbriggen desde Unión.
–¿Cuál es la sensación de entrenarse todos los días para una competición que no sabe cómo será?
–Es lamentable. Justo ahora me entero que se puede atrasar una semana. Teníamos el trabajo pensado para arrancar el 7 de agosto, pero ahora se maneja la posibilidad de iniciar más tarde. La planificación cambia porque el 19 de julio ya tenemos Copa Argentina (contra San Martín de Formosa). Con lo cual teníamos pensado hacer dos partidos antes de la Copa y otros dos antes del arranque del torneo. Tener que modificar las cosas y sumar una semana más de trabajo a veces satura a los jugadores que están haciendo un gran esfuerzo. Esa semana extra sin competencia podría ser complicada, así que habrá que ver cómo nos vamos desenvolviendo.
–Saliendo de la actualidad de Lanús y analizando su ciclo en Independiente ahora que pasó un tiempo, ¿cómo lo evalúa?
–Lo evalúo de acuerdo a cómo se dio. Me ofrecieron si me animaba, analicé el plantel y sabía que era un proceso porque el equipo había ascendido recién. Muchos de los chicos jugaron en Primera porque no había dinero para traer refuerzos en ese campeonato. El presidente había sido claro, de todas formas, que necesitaba que el equipo sumara puntos y terminara entre los diez primeros lugares. Logramos 33 puntos y fue muy bueno. Al otro campeonato ya sí se empezó a invertir para traer jugadores y en ese proceso arrancamos bien, pero luego de las primeras diez fechas no pudimos ser protagonistas. Eso cambió el estado de ánimo de la gente sumado a algunos cambios que también había hecho. Pero siempre pensé en hacer lo mejor para el club. Traté de armar un plantel desde otro lado, hacerlo con muchachos que por la edad que tenían le podían traer un beneficio al club. Se compraron jugadores de 22, 23 y 24 años máximo para que pudieran ser revendidos. No uno de 32 que no iba a hacer diferencia y no se iba a poder vender. Si Independiente anda bien esos futbolistas se podrán vender porque los clubes necesitan eso. Hoy ya pasaron dos cuerpos técnicos. A mí me tocó esa parte, pero cuando llegó (Mauricio) Pellegrino pudo aprovechar el proceso que había hecho y lo mejoró. Y hoy (Gabriel) Milito tendría que tener una ventaja a partir de los trabajos anteriores. A nosotros nos tocó irnos insultados porque los resultados finales no se dieron, pero sabemos que es parte de esto. El proceso lo tenía que hacer y para mí lo cumplí bien. Pero cuando uno no gana en un equipo grande no se evalúa desde el lado que lo hago yo. O en el que también lo hizo la dirigencia. Simplemente que la gente y la prensa ve mal cuando un grande no sale campeón. Pero para mí fue muy bueno.
–¿Imagina una segunda oportunidad en el conjunto de Avellaneda?
–Sería increíble, pero bueno, el tiempo dirá. Entiendo a los directivos, sé que estuvieron de acuerdo en muchas cosas, pero también sé que muchos se manejan de acuerdo al sentimiento del hincha. Obviamente la gente no se sintió identificada conmigo, ojalá eso pueda cambiar con el tiempo. Los errores que cometí me sirvieron para aprender, pero sentía que los tenía que hacer porque era un proceso que le iba a servir al club. Si me toca algún día volver espero que sea con un buen equipo y que lo pueda hacer mejor que en el ciclo anterior.
–A pesar de la vuelta olímpica en Lanús, al momento de su transferencia a Serbia, Mouche dijo que no entendía los motivos por los que se quedó afuera de la final contra San Lorenzo. ¿Los podría explicar?
–Pablo fue muy importante para el equipo durante todo el torneo. Entiendo al futbolista que jugó todo el campeonato y en la final o en un partido importante no le toca jugar, seguramente no lo comprenderá nunca. Pero lo puedo explicar desde la parte futbolística y táctica. El técnico tiene que tomar decisiones que implican riesgos y yo los asumí. A los jugadores los veo todos los días y los conozco perfectamente. Para la final lo veía bien preparado a Junior (Benítez), era un jugador importante en las pelotas paradas tanto a favor como en contra. Además San Lorenzo tenía muchas jugadas preparadas y jugadores que cabeceaban bien. Eso le dio una ventaja sumado a que (Emmanuel) Mas es un defensor que ataca muy bien y que (Sebastián) Blanco hace diagonales y juga detrás del nueve entonces necesitaba a alguien que estuviera atento a las subidas de Mas y a poder atacarlo cuando se recuperaba la pelota. Como Blanco no es de hacer el ida y vuelta por el andarivel, podíamos hacer el dos contra uno con José Luis Gómez que pasa siempre a gran velocidad. Eso fue lo que pensé, después se dieron las cosas como se dieron y parece que estaba todo bien, pero a veces puede salir mal también. Analizando los goles, se dieron de alguna forma así. En el tercero, Gómez pasó al ataque solo desde mitad de cancha, le abrieron la pelota y pudo habilitar a Sand. Benítez estaba preparado para la final, le tocó hacer un gol y fue importante. Es difícil explicarle esto a un jugador, porque quiere jugar y porque Pablo lo había hecho bien. Fue una decisión pensando en el equipo, no por algo personal.
–El banco de la Selección está vacío con la salida de Gerardo Martino, ¿quién le parece que debería ser el indicado para reemplazarlo?
–¡Qué difícil! Hay muchos capacitados. La gente que toma decisiones tendría que tener visión de lo que busca y lo que quiere. Son muchos los requisitos que se necesitan en un país muy apasionado por el fútbol en el que todos opinan. Se analiza en función de resultados, pero nadie te puede asegurar que va a agarrar y será campeón del mundo. Son muchos países y hay muchas potencias. Hemos llegado a tres finales seguidas y eso no es fácil. Después de las últimas dos el entrenador se tuvo que ir y parece que hizo todo mal, pero me parece que fue un gran proceso. Martino es un tipo serio que cuando habló lo hizo para explicar lo que buscaba, nunca se metió en problemas con alguna declaración en contra de los jugadores. Asumió las responsabilidades, desde mi manera de ver trabaja bien y se tuvo que ir por la puerta de atrás. Esta situación también habla de los técnicos que puedan llegar a venir, porque tendrán que saber que estas cosas pueden pasar. Al técnico lo dejaron solo después de haber llegado a dos finales y tuvo que tomar la decisión. Eso sienta un precedente para el que quiera asumir, que sabrá que primero tendrá que poner las cosas en su lugar para hacerse cargo. Hay muchos que podrían capacitados: (Diego) Simeone, (Mauricio) Pochettino y (Marcelo) Bielsa tienen mucha experiencia, también podría ser (Jorge) Sampaoli. Todos son muy capaces y al que le toque podrá hacer un gran trabajo. Pero los dirigentes tendrán que tener mucha paciencia. Más allá de los resultados, si están convencidos de un técnico y su filosofía de trabajo tienen que aguantarlo. Si no habrá muchos cambios y será muy complicado.
–¿Y usted sueña con asumir en la Selección en algún momento?
–Realmente no sueño con eso. Yo soy más realista, analizo todo lo que puede pasar alrededor y sé que lleva un tiempo. La gente te acepta por los logros, a partir de los campeonatos que pueda sumar. Entonces para ser candidato hay que ganar cuatro, cinco o seis títulos y lograr una buena llegada con el público. Entiendo que hay otros entrenadores que hoy tienen un lugar ganado por nombre y trayectoria. Ojalá pueda ser tenido en cuenta alguna vez.
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