FúTBOL › ARGENTINA EMPATO 2-2 CON CHILE Y GANO EL PREOLIMPICO
Fue un justo campeón
Lo dijo Marcelo Bielsa tras el encuentro: “En el recuento, la Argentina fue mejor que los otros equipos”. Y es cierto: a lo largo del Preolímpico enfrentó a siete de los nueve rivales sudamericanos –sólo le faltaron Uruguay y Venezuela– y no perdió con ninguno, ganando cinco partidos e igualando dos. Ayer, Figueroa volvió a marcar, como contra Paraguay, y Domínguez señaló el segundo tanto. La sorpresa fue la eliminación de Brasil.
Con una pobre actuación que alternó buenas y malas, y que se vio constantemente afectada por el desatino del árbitro Gilberto Hidalgo, el Sub-23 argentino se quedó con el título del torneo Preolímpico, tras empatar ante Chile por 2-2. El conjunto de Marcelo Bielsa, que terminó con diez hombres por la expulsión de Mariano González, se salvó de una derrota en el final con una gran atajada de Caballero, quien le contuvo un penal –fabricado exclusivamente por el árbitro– a Joel Soto.
Desde el arranque, el partido prometía mucho fútbol y goles, porque los dos conjuntos se mostraban atentos al juego, buscando con criterio y entusiasmo el arco del rival. Así, a los 4 minutos, Argentina se puso en ventaja con un derechazo de Luciano Figueroa, quien aprovechó un mal cierre del defensor Oyarzún tras un centro al área de Mauro Rosales. Pero esa alegría duró poco, porque un minuto más tarde, en una jugada de tiro de esquina, Bascuñán puso, de cabeza, la pelota adentro del arco de Caballero, que se había pasado en una mala salida.
Lo que habían insinuado esos dos goles –un partido abierto, de ida y vuelta– fue perdiendo fuerza ante la realidad. Patadas por aquí y por allá, empujones y agarrones, todo atentó contra el buen desarrollo del juego, también empeorado por el pobre arbitraje del peruano Gilberto Hidalgo, quien castigó por igual con sus constantes errores.
No aparecían Rosales ni Lucho González, y el esfuerzo aislado de Figueroa no conseguía dar frutos: un cabezazo, tras un centro de Mascherano, pasó cerca del palo derecho del arquero Bravo, quien más tarde logró desviar otro envío del jugador del Cruz Azul al corner.
Argentina tuvo otra gran chance para volver a ponerse en ventaja, con un tiro libre de Domínguez, cuyo remate se estrelló contra el palo derecho del arco de Bravo. Para los chilenos, el negocio era aguantar cortando cada avance del equipo argentino, ayudados por la ceguera de Hidalgo, quien dejaba y dejaba pegar, por ejemplo a Fuentes, que milagrosamente consiguió llegar hasta el final, y tratar de generar peligro por intermedio del criterioso Valdivia.
Sobre el final de la primera etapa, con los dos conjuntos hundidos en el juego brusco, apareció Clemente Rodríguez, con un generoso avance entre los volantes chilenos, para habilitar a Domínguez, quien sacó un lindo derechazo, que Bravo no pudo desviar, para poner el marcador 2-1. Chile pudo descontar con un cabezazo de Cáceres, pero Caballero, atento, atajó sin problemas.
En el inicio del complemento, el técnico Juvenal Olmos introdujo tres variantes, que le rindieron mucho más que las dos presentadas por Bielsa. Entre Soto y Valdivia armaron una linda jugada, que terminó con certero remate cruzado de Beausejour para el 2-2. Del otro lado, Tevez apenas se metía en el partido, y lo de Delgado no pasaba de las buenas intenciones, lo que compensó con esfuerzo.
Luego de la expulsión de Mariano González, los últimos minutos fueron casi íntegramente para los locales, quienes crecían insospechadamente frente a cierta vaguedad del juego argentino, aunque sin lograr profundidad. Sobre el final, la firmeza de la última línea del conjunto de Bielsa y una excelente atajada de Caballero, frente a un penal inventado por árbitro Hidalgo, impidieron una derrota, que a esa altura no les quitaba el título a los argentinos, pero hubiera sido, a todas luces, injusta.
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