Por Adrian De Benedictis

El final del encuentro entregó sensaciones diferentes. Por un lado, los hinchas de Estudiantes, que colmaron la tribuna Centenario, dominados por el delirio que les causó haberse retirado con la igualdad concretada. Y por el otro, los de River, envueltos por la impotencia que les significó no haber sellado una victoria que parecía segura. Cuando River tenía las mejores posibilidades de alejarse en la cima de la tabla de posiciones en este torneo, otra vez su rival de turno aprovechó un envío aéreo para vencer al arquero Costanzo. Apenas faltaban cinco minutos para que el conjunto local sumara tres puntos más en su carrera hacia un nuevo título, pero Juan Krupoviesa apareció sorpresivamente para conectar de cabeza un centro de Maceratesi desde la derecha. De esa manera, el mejor festejo fue para el equipo platense, que permanece en el grupo de inmediatos perseguidores.
Hasta ese momento, la fiesta de River era completa. No sólo porque dejaba atrás a su máximo rival en el campeonato, que había caído un rato antes en Avellaneda, sino porque volvían a reencontrarse dos ídolos de la institución: Marcelo Salas y Marcelo Gallardo. El primero jugó desde el inicio en este certamen, y el ex Mónaco hizo su debut en esta temporada. Pero, más allá del episodio, el equipo de Astrada no realizó una gran demostración futbolística ante el plantel de Reinaldo Merlo.
Durante el primer tiempo, si bien River tuvo las mejores situaciones para ponerse en ventaja, la pelota fue manejada con mayor criterio por los jugadores visitantes. Para colmo, la salida de Luis González por lesión le quitó más claridad al juego. Sin embargo, cuando apenas habían pasado 49 segundos, Sambueza remató al arco llegando por la izquierda, pero Herrera respondió enviando la pelota al corner. Luego, otra vez Herrera tapó un tiro de Cuevas que tenía destino de gol. En el medio, Costanzo se anticipó justo ante la presencia de Vásquez.
El chileno Salas también tuvo su oportunidad a los 20 minutos, pero su zurdazo no tuvo dirección. Finalmente, el ingresado Pereyra convirtió el gol tirando la pelota por arriba del arquero, luego de recibir una gran habilitación de Gastón Fernández. En el final, nuevamente Salas desperdició otra chance en el duelo con Herrera.
El comienzo de la segunda parte exhibió a un River más decidido en busca del triunfo, pero la falta de profundidad hizo que no pudiera aumentar la ventaja. Primero Mascherano probó desde lejos y la pelota salió luego de pegar en el travesaño. La entrada de Gallardo, a los 21 minutos, provocó que Fernández se adelantara unos metros para acompañar a Salas. Precisamente después de que el goleador no pudiera empujar un centro de Sand, Krupoviesa encontró la igualdad con aquel cabezazo.
Así, la euforia se ubicó en la tribuna visitante, mientras que en el otro lado las sonrisas fueron tapadas por gestos de fastidio.