FúTBOL › LAS HINCHADAS COMPARTIERON CAMISETAS, TRIBUNAS Y FESTEJO
Todo el color y el calor de una fiesta inolvidable entre dos amigos del alma
Por Ariel Greco
“Salud, campeón. La banda del Rojo.” El pasacalle sobre Alsina era una muestra clara de la camaradería que se iba a encontrar la hinchada de Newell’s, al menos de parte de la gente de Independiente, ya que en la cancha quedó reflejada una realidad muy diferente. Pero en las tribunas fue fiesta. En una situación casi inédita para el fútbol argentino, las dos hinchadas compartieron camisetas, cantitos y tribunas, e incluso se asociaron para la celebración final de los rosarinos. “El que no salta/ es de Racing y Central...” fue el hit que más sonó en la tarde, casi pegadito al de “dale campeón”.
Ante la posibilidad de la consagración, la caravana de los hinchas de Newell’s resultó impresionante. Desde muy temprano, la autopista se transformó en un desfile interminable de autos y micros embanderados de rojo y negro. Incluso, en las estaciones de gas se produjeron varias aglomeraciones, debido al desborde que significó semejante movilización. Ya en la cancha, casi 30 mil fanáticos coparon Avellaneda, con un paisaje más que llamativo: además de rebalsar la popular visitante, los hinchas rosarinos se ubicaron en su platea e incluso se mezclaron en los sectores destinados para la gente de Independiente. Para un ambiente todavía más curioso, muchos simpatizantes locales también se vistieron con las camisetas de sus amigos.
Claro que el desarrollo del juego conspiró contra la amistad. El gol de Castillo provocó algunas corridas en la popular de Independiente, ya que algunos hinchas festejaron el tanto y otros pretendían que su equipo, ayer, no ganara. Como era lógico, a los rosarinos no les hizo ninguna gracia el tanto en contra y que sus amigos lo celebraran. Pero como desde Liniers no llegaban malas noticias, todo quedó en simples amagues. Además, para distender el ambiente, desde la tribuna local volvió a surgir “el que no salta/ es de Racing y Central”, que sirvió para distender el clima.
Lo cierto es que a pesar del dominio y las chances con las que contaba, Independiente no acertaba el segundo gol. Y ello alimentaba las suspicacias: “Ya viene el empate, quedate tranquilo”, le decía un fana Rojo a un rosarino en la platea. Pero la igualdad nunca arribó. Es más, lo que llegó fue el 2-0 de Insúa, que desarticuló todas las teorías de arreglo. Y ahí apareció el momento de mayor tensión. Es que desde el sector que pretendía el triunfo de Independiente bajó un cantito que pudo haber provocado problemas. “Olé, olé/ olé, olé, olé/ el Rey de Copas nunca va a ir para atrás...”. Entonces, de la misma hinchada roja surgió un conciliador “Me parece que Vélez/ no sale campeón/ sale Newell’s/ sale Newell’s sí señor...”. Habría que ver qué hubiese sucedido ante un eventual gol de Vélez en ese momento.
Ante la derrota propia casi consumada, los hinchas de Newell’s se prendieron a la radio, a la espera del final de Vélez-Arsenal. Y con el empate en Liniers consumado, se desató la fiesta. El grito de la gente alertó a los jugadores, que ya no tenían más ganas de jugar. Entonces, Zapata arengaba desde el círculo central. Villar, Domínguez y Maidana se confundieron en un abrazo en el borde del área. Vella lloraba y se besaba la camiseta. Y Gallego armaba su show desde el costado, rodeado de todos los fotógrafos. Ya no importaba el partido que se estaba jugando.
Hasta que Sequeira decidió el final del partido y el inicio de la locura. Fue el tiempo de la vuelta olímpica, la ronda con todos los jugadores tomados de las manos en la mitad de la cancha y los cantitos dedicados a Central. Luego la fiesta se trasladó al vestuario, con carnaval carioca incluido. Más allá del partido de ayer, una celebración muy merecida, que hasta se prolongó en la madrugada en el Coloso. Salud, campeón.
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