Su presencia en el campo de juego hizo muy difícil no recordar toda la gloria vivida en la década del ‘90. Omar Asad estaba ahí, junto al plantel de Vélez, para volver a festejar la obtención de un nuevo título. El sexto en la historia del club. Y esa mezcla de jóvenes con el ex goleador entregó un escenario plagado de felicidad y nostalgia al mismo tiempo. Ahora es el turno de Sessa, Cubero, Bustamante, Fuentes, Somoza, Gutiérrez, Bravo, Gracián, Castromán, y muchos más, que lograron el objetivo que le fue esquivo en diciembre pasado. El grito de “campeón” finalmente se escuchó bien fuerte ayer por todo Liniers, después de siete años de espera.
La confirmación de que el torneo Clausura era todo de Vélez se dio cuando desde la cancha de Banfield quedó sellada la derrota de Racing, exactamente a los 38 minutos del segundo tiempo. A esa altura, el 3-0 sobre Estudiantes no corría ningún riesgo y todos los hinchas se preparaban para comenzar el momento del éxtasis.
Antes de que el árbitro Gustavo Bassi marcara el final del encuentro, muchos simpatizantes se encontraban al borde del campo de juego, preparados para iniciar la carrera hacia sus ídolos. Eso también provocó el desborde general, y la agresión de la policía hacia algunos particulares que saltaban a la cancha desde la tribuna local. Pero la felicidad era más fuerte que cualquier intento de desorden, y las tres cuartas partes del estadio esperaron pacientes la ansiada vuelta olímpica.
Los jugadores primero se acercaron hacia el arco que da al barrio Kennedy y se sentaron en el travesaño para cantar al ritmo de su hinchada. Luego de varios minutos, y sólo con la ropa interior, los nuevos campeones recorrieron el estadio José Amalfitani para cumplir con el ritual de las consagraciones. Era la culminación por haber ganado 11 partidos, empatado cinco y perdido sólo dos.
Después de girar mezclados con una multitud, los futbolistas levantaron en andas al director técnico Miguel Russo para su reconocimiento. Y en ese momento surgió casi instantáneamente el “olé, olé, olé, olé, Russo, Russo”. Ese fue el mejor tributo a un entrenador que, en los primeros partidos del certamen, sufrió el hostigamiento de los propios fieles que ayer lo aplaudieron. Y seguramente esa ofrenda fue por haberle dado al equipo el orden, la solidez y la identidad que exhibió.
Como sucede habitualmente, los futbolistas ingresaron al vestuario para continuar con el festejo íntimo. Pero cuando pasaron unos minutos volvieron a la cancha para darle más familiaridad a la alegría. Sin seguidores a su alrededor, los hinchas que continuaban en su lugar pudieron observar otra vuelta olímpica con más claridad.
Otro mérito de este Vélez campeón volvió a ser el buen resultado que le dieron sus divisiones inferiores. Entre los 16 jugadores que salieron ayer a enfrentar a Estudiantes, sólo Sessa, Fuentes y Peratta no surgieron de los planteles menores de la institución.
A Vélez el presente volvió a darle una nueva satisfacción. Hace sólo seis meses, estos mismos hinchas desataban toda su furia hacia los mismos jugadores por haber desperdiciado la chance de jugar una final con Newell’s. Incluso esa bronca desembocó en la rotura de muchos autos que se encontraban en el estacionamiento, y donde debió intervenir el propio presidente, Raúl Gámez. Este junio los encuentra del otro lado, para que a un ex emblema como Asad también se le dibuje una sonrisa en su rostro.

Vélez 3
Sessa; Cubero; Pellegrino; Fuentes; Bustamante; Gutiérrez; Somoza; Bravo; Gracián; Castromán; R. Zárate.
DT: M. Russo.

Estudiantes 0
Herrera; Angeleri; Ortiz; Cáceres; Krupoviesa; Gelabert; Bastía; Braña; Romero; Maceratesi; Pavone.
DT: R. Merlo.

Cancha: Vélez.

Arbitro: Gustavo Bassi.

Goles: 17m Cubero (V), 22m R. Zárate (V), 26m Castromán (V).

Cambios: 50m Maggiolo (4) por Maceratesi (E); 61m Senger por Bastía (E); 64m Aquino por Gelabert (E) y 87m Centurión por Bravo (V).