El envión exitoso de Boca continúa su marcha, y ya comienza a perfilarse como un serio candidato a quedarse con el torneo Apertura. Con la goleada ante Quilmes, el equipo no sólo se consolidó en la cima del campeonato sino que dio muestras de que su juego se acerca lentamente al ideal que pretende su conductor. Con los cuatro tantos de ayer, Boca sumó 11 en una semana, y apenas recibió uno, ante los paraguayos de Cerro Porteño. Esa contundencia que exhibe el plantel ahora le dan argumentos sólidos para afianzarse colectivamente.
Pero otro de los puntos fuertes que tiene este conjunto es la jerarquía de sus jugadores, que hace que se lo considere como el mejor plantel del fútbol argentino. Un ejemplo claro de esto fue el desarrollo del primer tiempo ante el equipo del Sur. Cuando Boca no podía superar la barrera que le había preparado el local en el mediocampo, dos apariciones de Palermo le alcanzaron para sacar una diferencia que no se reflejaba en la cancha. A los 12 minutos, el goleador convirtió un penal luego de una mano de Paredes, y en el final de esa etapa marcó el segundo con una tijera, luego de que la pelota rozara en Paredes y descolocara al arquero.
Durante ese período, Quilmes mostró mayor determinación para buscar el desequilibrio, pero las figuras de su rival no le dieron espacio para la ilusión. El local pudo haber igualado después de aquel penal, pero entre Abbondanzieri y la falta de decisión de sus delanteros le impidieron nivelar el resultado.
Esa ventaja le dio a Boca la tranquilidad necesaria para controlar el desarrollo del partido durante la segunda parte, y el golpe definitivo lo dio Palacio, cuando a los ocho minutos convirtió de cabeza el tercer gol de su equipo, después de una gran habilitación de Bilos. Esa fue la gran diferencia que se vio ayer. Mientras Quilmes debía esforzarse mucho para construir una acción que llevara riesgo al arco de Abbondanzieri, al líder le alcanzaba con una corrida de Bilos, un pase en profundidad de Insúa, un desborde de Palacio o la sola presencia de Palermo en el área.
Encima de eso, la defensa está más segura, y sólo algunos adelantamientos innecesarios de Díaz le generan complicaciones. Para completar el esquema, entre Battaglia –su nombre se acerca nuevamente al seleccionado argentino– y Gago se encargan de cortar los circuitos del rival y distribuir la pelota con mucho criterio. Y como Quilmes no podía inquietar a pesar de cambiar a sus delanteros, Boca cerró la cuenta con otro tanto de Palacio, con una definición de media vuelta.
Esa capacidad individual del ganador se potencia con los nombres que esperan en el banco: Cardozo y Delgado son la envidia de muchos, y eso que Barros Schelotto e Ibarra, por distintos motivos, ni siquiera estuvieron entre los elegidos por el entrenador. Por ello, Boca tiene muchos motivos para aumentar su fe.

QUILMES-0 Ramírez -5 Barzola -4 Pena -5 Desábato -4 Paredes -4 Choy -5 Pietravallo -5 Galdames- -4 Caneo -5 Torres -5 Risso -4 DT: Aimar

BOCA-4 Abbondanzieri -6 Calvo -6 Schiavi -6 D. Díaz -5 M. Rodríguez -6 Battaglia -7 Gago -6 Bilos -7 Insúa -6 Palacio- -7 Palermo -7 DT: Basile

Cancha: Quilmes. Arbitro: Gabriel Favale. Goles: 12m y 43m Palermo (B), el primero de penal; 53m y 87m Palacio (B). Cambios: 76m Cardozo por Insúa (B), Arias por Torres (Q) y Turdó por Risso (Q); 78m Delgado por Palermo (B). Incidencia: 70m expulsado Paredes (Q).