Guy Roux es un personaje peculiar en la historia del fútbol. Es el entrenador que más tiempo permaneció en un club importante, con 44 años al frente del Auxerre, equipo al que llevó desde divisiones amateurs hasta campeón de Francia y ganador de la Copa de su país el año pasado, cuando se retiró por problemas coronarios. “No sé por qué no figuro en el libro Guinness. ¿Debería figurar, no?”, sostiene cuando Página/12 le pregunta en el centro de prensa de Nuremberg por su increíble marca y larga una carcajada. Es que desde 1961 hasta el año pasado dedicó su vida al Auxerre. “Trabajar”, asegura cuando se le pregunta por la clave de esa continuidad. “Yo trabajé 12 horas por día, siete días por semana, 49 semanas al año”, remarca. “Me tomaba una semana de vacaciones en invierno para ir a esquiar y dos semanas en el verano. Pero en los veranos hay Mundiales, Eurocopas o Copa de Confederaciones, así que tampoco eran vacaciones reales”, señala y vuelve a reír, una característica al final de cada respuesta. Como cuando recuerda que nunca dirigió a un jugador argentino. “Los buenos son muy caros para un equipo pequeño como Auxerre”, asegura. En cambio, sí pudo dirigir a Jozef Klose, el padre de Miroslav, el goleador alemán, que estuvo bajo su mando en la temporada ’80/’81, cuando Auxerre logró el ascenso a la máxima categoría.

Ahora, retirado por problemas de salud –cuenta que llegó a medicarse en el banco de suplentes–, se dedica a comentar el torneo para la cadena Europa News y que le toca trabajar en Holanda-Portugal. Y como observador, tiene una mirada muy crítica hacia la FIFA. “Aquí no están los 32 mejores equipos. Hay selecciones de Asia o Africa que son muy malas”, afirma convencido. Además, también critica los arbitrajes, que, por miedo, tienden a favorecer a los grandes en pequeños detalles. “A Ghana le amonestan a Essien, su mejor jugador, justo cuando tiene enfrentarse a Brasil. O la expulsión del sueco Lucic contra Alemania, que fue un escándalo.”

Sobre Argentina, Roux tiene la mejor impresión. “Es un gran equipo, que puede vencer a Alemania y también ganar el torneo. Tiene jugadores muy técnicos, más que los alemanes, experiencia en la defensa y grandes delanteros”, asegura, aunque también marca que los dueños de casa cuentan con un gran espíritu de lucha y mayor rapidez que los argentinos. Por el contrario, su mirada sobre la actualidad de Francia es irónica. Con un humor muy fino, deja en claro que no le gustó nada del equipo de Raymond Domenech en la primera fase. “De Francia no puedo decir nada”, comenta resignado y alza los hombros como no teniendo respuestas. “Lo único que puedo decir es que sólo pudo ganarle a Togo. Y Togo tiene jugadores que actúan en la sexta, en la cuarta y en la segunda división de nuestra Liga.” Y a pesar de que elogia a España, el rival de mañana en los octavos de final, apenas vaticina un 55 por ciento sobre un 45 de chances para los españoles.

Entrenador durante 45 años, su experiencia le da autoridad para ordenar a los ases del fútbol mundial. “Pelé fue el único. Como él no habrá ninguno igual. Después hubo grandísimos jugadores como Maradona, Cruyff, Zidane o ahora Ronaldinho”, comenta. “Me gusta la risa de Ronaldinho”, dice a modo de despedida y, claro, vuelve a sonreír.