FúTBOL › GIMNASIA VOLVIó A PERDER CON ESTUDIANTES
Quinta derrota consecutiva del equipo del Bosque, que había conseguido un empate transitorio con un hombre menos. Los cambios de Sanguinetti resultaron demasiado conservadores.
› Por Daniel Guiñazú
Estudiantes sumó más de tres puntos. Y Gimnasia perdió más de tres puntos. El añejo clásico platense sumó otro episodio de su vibrante rivalidad. Y de uno y de otro lado, dejó rastros que tardarán en desaparecer. Estudiantes consiguió el triunfo que necesitaba para recuperar terreno después de un arranque tan flojo y además, acumuló su quinto triunfo consecutivo ante su tradicional adversario. En cambio, Gimnasia sufrió la derrota que menos quería sufrir. Era imprescindible la victoria para retemplar el ánimo en su tenaz lucha por mantener la categoría. Como no la obtuvo y además, lleva cinco clásicos sin poder ganar, deberá seguir remando, pero con los brazos caídos y una sensación amarga en la boca.
Al caer la tarde, en La Plata se discutía si en realidad el partido se había ganado desde los bancos. Concretamente, si los cambios de Astrada habían reimpulsado a Estudiantes en el camino al triunfo, y si los que introdujo Sanguinetti, por el contrario, habían empujado a Gimnasia hacia la derrota. Para empezar a saberlo, hay que rebobinar hasta los 50 minutos. Hasta allí, Estudiantes ganaba 1-0 con una peinada de Alayes tras un tiro libre de Verón desde el círculo central, Gimnasia sólo intentaba llegar mediante los centros y pelotazos que disparaba Messera, ninguno de los dos podía armar su juego, Bassi cortaba el trámite para poder controlarlo y el clásico se diluía entre los nervios y las imprecisiones compartidas.
Pero la escena se alteró en aquel momento de la segunda etapa. Maldonado cruzó la mitad de la cancha, bajó a Verón de un planchazo, Bassi lo expulsó y todos dieron a Gimnasia por liquidado. Todos, menos el mismo Gimnasia que insistió en su búsqueda y a los 57 minutos tuvo su premio. Ormeño mandó un pelotazo al área de Estudiantes, Martinena le ganó en lo alto a Alayes, Niell chocó con Andújar y Romero marcó el 1-1 con el arco libre.
Fue allí cuando a Sanguinetti lo invadió un ánimo conservador y quiso cerrar el partido, conforme con el empate. A media hora del final, y con un hombre menos que hasta allí había podido disimular, puso a San Esteban por Niell para rearmar la línea de cuatro. Después, sacó a Messera, el único que podía tener la pelota en el medio, hizo entrar a Piatti, y lo dejó a Martinena sólo arriba. Astrada respondió a todo esto en sentido contrario: colocó a un delantero por un defensor (Calderón por Juan Manuel Díaz) y luego, metió a Salgueiro por el inexpresivo Gastón Fernández. Los cambios definieron el partido.
Estudiantes consiguió el aire fresco que necesitaba para quebrar la igualdad con más alma que fútbol. Y Gimnasia se detuvo. Perdió la pelota y lo miró de lejos a Andujar. A los 79, Calderón bajó con el pecho un pelotazo que le mandó Salgueiro desde la derecha y batió a Sessa con un zurdazo cruzado. Y a los 83, Boselli recibió otro pase de Salgueiro y anotó el tercero picando la pelota sobre la salida del arquero.
Nadie duda, a esta altura, que los que juegan son los jugadores y que son ellos y sólo ellos quienes ganan y pierden los partidos. Pero el clásico de La Plata dejó una impresión a contramano: Estudiantes le ganó a Gimnasia porque Astrada tuvo más muñeca que Sanguinetti para mandar los mensajes que hacían falta.
Estadio: Ciudad de La Plata.
Arbitro: Gustavo Bassi.
Goles: 17m, Alayes (E); 57m, Romero (G); 79m, Calderón (E); 83m, Boselli (E).
Cambios: 23m, Benítez (5) por E.Pérez (E); 60m, San Esteban por Niell (G); 65m, Piatti por Messera (G) y Calderón por Díaz (E); 75m, Salgueiro por G.Fernández (E) y 81m, Alonso por Ormeño (G).
Incidencias: 50m, expulsado Maldonado (G).
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