FúTBOL › EL PAíS ESTá SACUDIDO POR LA CRISIS POLíTICA, PERO LA SELECCIóN MIRA AL MUNDIAL
El equipo dirigido por el colombiano Reinaldo Rueda está tercero en el hexagonal que clasifica a tres equipos a Sudáfrica 2010. Los costarricenses, líderes de las posiciones, no quieren jugar de visitantes en ese país y proponen Miami.
› Por Gustavo Veiga
El 16 de junio de 1982, otro Zelaya, que no era presidente ni lo apodaban Mel, marcó el gol más importante en la historia del fútbol hondureño. La selección debutó ese día en los Mundiales de la FIFA, en el partido inaugural y contra el equipo local: España. Héctor Zelaya, cuando apenas se jugaban 7 minutos, adelantó a Honduras y López Ufarte, con un penal sancionado por el árbitro argentino Arturo Iturralde (aquel del pelo canoso y los gestos ampulosos) empató para gracia del rey Juan Carlos, que seguía las escenas desde el palco del estadio Luis Casanova, en Valencia. Veintisiete años después, tras un golpe de Estado y el secuestro de Manuel Zelaya, su mandatario depuesto, Honduras está clasificándose para Sudáfrica 2010. Se ubica tercero en el hexagonal de la Concacaf –van directo los tres primeros seleccionados–, detrás del puntero Costa Rica y Estados Unidos, pero por delante de México, El Salvador y Trinidad y Tobago.
El próximo partido debe jugarlo contra el líder de las Eliminatorias mundialistas en Tegucigalpa o San Pedro Sula, ya que los hondureños tienen dos sedes habilitadas. Pero mientras el presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, intenta acercar a Mel Zelaya y Roberto Micheletti, que lo derrocó con el respaldo del ejército, la Iglesia, la Corte Suprema y el Parlamento, aunque no del pueblo, las autoridades de la federación costarricense de fútbol pidieron garantías para jugar en Honduras el 12 de agosto.
Eduardo Li, el Julio Grondona de Costa Rica, le solicitó a la FIFA que “no deje de lado los acontecimientos en la hermana República de Honduras”. Y aclaró, por si oscurecía, que su selección estaba dispuesta a jugar “en otro lugar que brinde las condiciones necesarias de seguridad”. Miami podría ser una opción. La peor de todas.
El partido puede resultar clave para las chances de Honduras. También el siguiente como local, contra Trinidad y Tobago, el más débil de todos. Porque si gana los seis puntos se ubicaría en situación privilegiada para asegurarse un lugar en Sudáfrica. La movida de Li no es ingenua por eso. A los catrachos –como se llama también a los oriundos de Honduras– después les tocaría visitar a México, recibir a Estados Unidos y terminar el hexagonal contra El Salvador fuera de casa.
La tabla de posiciones hoy está así: Costa Rica 12 puntos, EE.UU. 10, Honduras 7, México 6, El Salvador 5 y Trinidad y Tobago 2. El seleccionado que dirige el colombiano Reinaldo Rueda les ganó a México y a El Salvador como local, empató con el último de las Eliminatorias en Puerto Príncipe y cayó derrotado en Costa Rica y Estados Unidos. Marcó seis goles y le convirtieron otros tantos. Tres los hizo Carlos Costly y tres Carlos Pavón. El más reciente de todos, el del 1-0 frente a los salvadoreños en San Pedro Sula, lo festejó el propio Zelaya en el palco oficial junto a su esposa Xiomara. Todavía faltaban diecisiete días para que los militares lo sacaran en pijama desde su residencia con destino a San José, la capital costarricense.
Las estadísticas de Honduras, aunque abundantes, no dañan. Y es que si se dieran una serie de resultados, para nada ilógicos como están las Eliminatorias sudamericanas y de la Concacaf, podría quedar en el cuarto lugar del hexagonal y tener que jugar un repechaje contra el quinto clasificado de la Conmebol. Hoy ese quinto puesto lo ocupa Ecuador, pero si Argentina sufriera un nuevo traspié ante Brasil, el cuerpo técnico de Diego Maradona debería comenzar a analizar eventuales rivales como los hondureños o los mexicanos. Nadie quiere hablar aquí de esa posibilidad, que parece una blasfemia, pero no está demasiado lejana.
Honduras consiguió hasta ahora mantenerse entre las tres selecciones que van al Mundial prácticamente sin la presencia de su jugador más importante, David Suazo, el delantero del Inter y compañero de varios argentinos en el club milanés. Las lesiones lo marginaron del equipo nacional y apenas jugó el primer partido del hexagonal contra Costa Rica. Ahora tendría chances de volver para la revancha, aunque sigue con la recuperación en Italia. En su país claman por él, lo consideran indispensable para obtener la clasificación, que no se logra desde el ’82.
En el Mundial de España, después del empate contra el local, Honduras igualó de nuevo contra Irlanda del Norte 1 a 1 y perdió con la ex Yugoslavia 1 a 0. Su papel fue bastante decoroso, tomando en cuenta que enfrentó a tres rivales europeos y era algo así como la Cenicienta del grupo 5.
La posibilidad de conseguir un lugar en Sudáfrica es una de las pocas cosas que hoy galvaniza a los hondureños. Los medios destacan que el fútbol es una válvula de escape. Y los diarios, que están casi todos en contra de Zelaya, apelan a títulos como “Todos por una bandera” (La Prensa de San Pedro Sula). La referencia viene a cuento de la participación del seleccionado en la Copa de Oro de Estados Unidos, donde hay muchos residentes. “Aquí estamos todos, liberales y cachurecos (nacionalistas), la selección nos une a todos”, dice un hondureño que vive en EE.UU.
Honduras, además de Suazo, ha tenido futbolistas de la selección en el Calcio, desde donde son requeridos cada tanto. Dos veteranos, el volante Julio César León y el goleador Carlos Pavón, pasaron por clubes de Italia. Además cuenta con un carrilero que había renunciado al equipo nacional, Edgar Alvarez, que jugó la temporada pasada en el Pisa y ahora se sumará al Bari, que regresó a la Primera División.
Los medios locales informaron en estos días de inestabilidad y crisis política que el campeonato local está por comenzar. Sergio Diduch, un ex delantero que salió de las divisiones inferiores de Boca y pasó por equipos del ascenso como Atlanta, Flandria y Sarmiento, es el argentino más conocido de la Liga y jugará en el Motagua. El año pasado, otros tres compatriotas, pero del Atlético Madrid, Sergio Agüero, Leonardo Franco y Maximiliano Rodríguez, apadrinaron una escuela de fútbol en Honduras gracias a un convenio entre su club y el Ministerio de Relaciones Exteriores español.
Estas son algunas de las noticias futbolísticas que se conocen del país que nos devolvió al peor de los pasados el 28 de junio, cuando se votaba en la Argentina. Zelaya, su presidente, tiene por delante una empresa muy delicada. Sería clave que pudiera imitar a su homónimo, aquel jugador de la selección que hizo el primer gol del Mundial ’82. Si lograra colgarles la pelota en un ángulo a los golpistas, Honduras no quedaría flotando como un mal presagio de los años ’70. Cuando las dictaduras se enseñoreaban en América latina y utilizaban el fútbol como fertilizante estatal.
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