FúTBOL › INDEPENDIENTE, CAMPEON DEL APERTURA 2002
La cosecha roja
Al vencer 3-0 a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, el equipo de Avellaneda recogió el fruto de lo que había sembrado al comienzo del campeonato, cuando goleaba y gustaba. Insúa, Silvera y Pusineri señalaron los tantos de una victoria necesaria para ganar el título.
› Por Adrián De Benedictis
La espera terminó. Fueron ocho años de ansiedades, de ilusiones, de insistencias permanentes. Ocho años de respaldo incondicional, de goce por algún traspié ajeno, de delirio por un resultado deseado. Ocho años que parecieron muchos más para volver a la cima. Ocho años los que aguardó Independiente para adjudicarse nuevamente un título local. Y la gloria llegó en este 2002, en un país cargado de fastidio por una realidad que agobia. Pero buscando alejarse de todas las penurias externas, Independiente construyó un sueño que fue solidificándose a medida que avanzaba su ilusión. El momento de la felicidad es ahora, y ya nadie podrá quitarle ese privilegio.
Atrás quedaron los nombres de Islas, Craviotto, Rotchen, Pérez, Garnero, López y Rambert, entre otros, que bajo el mando de Miguel Brindisi desplegaron una gran producción futbolística para vencer en la pulseada final a Huracán, y así llevarse el torneo Clausura de 1994. Hoy es el tiempo de Díaz, Serrizuela, Milito, Pusineri, Montenegro, Silvera y muchos más, que con Américo Gallego como conductor, han conseguido algo que al principio de la temporada nadie podía ni siquiera garantizar. Un plantel que comenzaba la segunda parte del año con la difícil misión de sumar puntos para evitar el temido descenso, pudo derribar cualquier barrera para sumar una nueva estrella.
Todas las suspicacias que rodearon al encuentro de ayer ante San Lorenzo, en donde se “eligió” el empate como mejor resultado para ambos, quedaron sepultadas con un contundente 3-0 del conjunto de Avellaneda. Más allá de que los locales pretendían evitar la consagración de su rival en su propio estadio, la capacidad de definición del nuevo campeón fue demasiado para el equipo de Rubén Insua, alguien que también supo festejar con la camiseta roja.
De todas maneras, Independiente recién tuvo la tranquilidad de que el título no se le escapaba a los tres minutos del segundo tiempo, cuando Andrés Silvera, quien finalizó como máximo anotador con 16 tantos, marcó el segundo gol de su equipo, después de definir entrando por el medio ante la salida de Saja. Hasta ese momento, el campeón no había podido dominar a su rival en el desarrollo del juego. Inclusive, fue San Lorenzo el que mejor controló la pelota para complicarle la tarea a Díaz. En la primera parte, el arquero respondió bien ante un cabezazo de Acosta, y también cortó con acierto los centros de Chatruc, que se desprendía con facilidad por la derecha. El estatismo de la gente de Independiente evidenciaba lo poco que le transmitía su equipo. Para colmo, una supuesta falta de Serrizuela a Acosta en el área, paralizó aún más a los hinchas.
Pero el desahogo se inició a los 32 minutos, cuando Insúa definió con gran categoría y clavó la pelota en un ángulo, luego de que Silvera se la bajara con la cabeza. Tres minutos más tarde, el propio Silvera se perdió el segundo al rematar por arriba. El final de la primera mitad iba a ser electrizante: primero Díaz le tapó el empate a Paredes, y de ese contraataque Saja se lo sacó a Montenegro.
Aquel gol de Silvera terminaría con cualquier ilusión de Boca para aspirar a un desempate, y a partir de ahí el festejo estaba asegurado. Independiente comenzó a florearse tocando la pelota en el medio, y después de que Serrizuela se perdiera su tanto al definir afuera, otro ex San Lorenzo, Pusineri, marcó el tercero luego de recuperar la pelota en el área y definir de media vuelta.
A pesar de los inconvenientes surgido en las dos populares con la policía, nadie pudo empañar la fiesta de Independiente. Si hasta el árbitro tuvo que para el partido a un minuto del final, cuando Montenegro ingresó al campo en ropa interior para iniciar la locura final...
Subnotas