FúTBOL › VELEZ SE TRAIA DE ROSARIO UN TRIUNFO INMERECIDO
› Por Pablo Fornero
Desde Rosario
Si el colombiano Valencia no hubiera igualado el partido a unos minutos del cierre, el resultado hubiera sido injusto. A lo largo de buena parte del encuentro, Vélez manejó mejor la pelota. Con más circulación y fluidez, los pibes de Gareca dominaron las acciones, aunque con una profundidad nula. Newell’s, en tanto, careció de generación de juego y, como en todo el torneo, se apuntaló en su sólida defensa. No obstante, dispuso de situaciones muy claras para convertir. En la apacible tarde del Parque Independencia, los tantos vinieron desde el banco. Augusto Fernández fue quien anotó para la visita. Tras caer de mala manera, Vangioni sufrió una fractura en la clavícula, será operado hoy y tendrá entre seis y nueve semanas de recuperación.
Fernández, Canteros, Zapata y Papa: de ese mediocampo que Gareca utiliza de memoria y Sabella decidió repetir en la Selección, ayer sólo ingresó al campo un integrante, el único de la cantera velezana. A pesar de los inconvenientes para conformar su equipo, el técnico apuesta a mantener el concepto. Pelota al piso, rápidos movimientos y desmarques constantes. Con esa receta, Vélez ganó el dominio territorial en el primer tiempo.
Tras enviarlo al banco de suplentes por unas fechas, Torrente volvió a elegir a Figueroa como el hombre de la generación. Pero el enganche no estuvo certero y preciso, y no logró sobresalir del pobre rendimiento. Newell’s es un equipo partido. Le han convertido sólo cinco goles en siete encuentros, dato que acuerda con su firmeza defensiva. Quien ingresa a la zaga cumple con creces y obstruye los ataques del rival. Pero en la faz creativa los problemas abundan sea cual fuere el esquema y los nombres que selecciona el entrenador.
Disgustado con el funcionamiento de su equipo, en el entretiempo Torrente mandó a Pérez y a Valencia a la cancha. La idea preliminar se le enturbió cuando Vangioni debió retirarse lesionado. Se quedó sin cambios con 40 minutos por delante. Así anegó las virtudes que Vélez mostró en el primer tiempo. La visita ya no podía proteger y manejar la pelota con soltura porque Newell’s ajustó las marcas y fue decididamente y sin temores en busca del triunfo.
Por esa razón, el gol de Fernández fue un baldazo de agua fría. Un largo envío del sobresaliente Canteros expuso la pobre defensa de Pérez y dejó solo al volante derecho, que marcó con una sutil definición al segundo palo. Cuando la impaciencia se transformaba en ira, el colombiano Valencia cabeceó un centro de Bernardi y sometió a Barovero. Fue un suspiro para los hinchas, y también para Torrente, cuyo ciclo mereció las primeras desaprobaciones en masa.
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