Si no fuera por Lionel Messi, el chico de la tapa de los suplementos argentinos hubiese sido Mauro Icardi, rosarino como el crack del Barça; formado en La Masía catalana, como el Diez de la Selección Argentina; y sin experiencia profesional en el fútbol local, como La Pulga. El juvenil de 19 años al que la Sampdoria no cedió para el Sudamericano Sub 20 y al que el entrenador de Italia, Cesare Prandelli, ya le echó el ojo para citarlo para la Azzurra, se despachó con cuatro tantos en la goleada del conjunto genovés 6-0 a Pescara.

A un mes de cumplir 20 años, Icardi volvió a tener un domingo de gloria en 2013. Luego de su doblete ante Juventus hace tres semanas, el rosarino se despachó con su poker ante Pescara, para darle la razón a Prandelli, que quiere sumarlo a la selección italiana a partir de que el jugador tiene la doble nacionalidad. En ese sentido, Icardi, que emigró del país junto a su familia cuando tenía seis años, aseguró sentirse argentino, pero no descartó ninguna chance. “Le agradezco el reconocimiento a Prandelli. Soy argentino, pero nunca digas nunca en el fútbol”, expresó Icardi tras la actuación consagratoria. Con sus cuatro tantos, el delantero se convirtió en el octavo argentino en lograr esa marca en el Calcio.

“Estoy feliz y realmente emocionado. Este año estoy teniendo muchas satisfacciones: un gol en el clásico ante Genoa, un doblete a Buffon y ahora marcar cuatro goles. No es algo que sucede a menudo, especialmente a un joven de 19 años como yo”, añadió el ex Barcelona, que juega con la camiseta número 98.

En tanto, el escolta Nápoli aprovechó el empate del líder Juventus para recortar la ventaja a tres puntos gracias a su victoria 2-1 sobre Parma, con tantos del uruguayo Edinson Cavani y el eslovaco Marek Hamsik. Los otros goles argentinos de la jornada fueron el de Estaban Cambiasso en el 2-2 de Inter ante Torino y el de Lucas Castro en la victoria de Catania sobre Fiorentina.