FúTBOL › EL RELATIVO VALOR QUE TIENEN LOS PARTIDOS Y LOS TORNEOS DE VERANO
Metidos en medio de las pretemporadas, con futbolistas duros y con muchos suplentes, la realidad de los encuentros estivales no siempre se refleja en lo que luego sucede en los campeonatos por los puntos, y muchas veces genera juicios apresurados.
› Por Juan José Panno
Los campeonatos de verano sirven más que nada para hacer plata. Los dirigentes asumen compromisos y no importa mucho que los entrenadores de los equipos participantes tiren la bronca. No hay mucho margen para el pataleo y Carlos Bianchi lo dijo con todas letras: “Jugar tres clásicos seguidos en 15 días es una verdadera estupidez”. Pero le aclararon que “business are business” y tuvo que meter violín en bolsa. También sirven estos encuentros para que muchos hinchas del interior del país que normalmente no tienen la posibilidad de ver a los equipos de los que son hinchas se den el gusto en vivo y en directo. Un dato de la realidad del que se cuelgan los directivos para justificar la programación de torneos con un atractivo minúsculo. Algunos lo dicen de frente, otros en voz baja, pero la mayoría de los directores técnicos asumen que se pueden sacar tantas conclusiones en partidos de ésos como en cualquier entrenamiento. Los jugadores, por su parte, navegan a media agua entre las declaraciones de compromiso (“jugar clásicos siempre es importante, en cualquier circunstancia”) y las verdades despojadas del grabador (“pensamos en el campeonato de verdad”).
Claro que todas verdades se relativizan frente a los ojos de los hinchas que en algunos casos viven estos amistosos como si fueran finales de Copa. Los más fanas de River disfrutaron muchísimo del 2-0 en Mar del Plata del primero de los Superclásicos y lo hicieron saber en todas las redes sociales. En su regreso a la categoría superior se trataba de la primera victoria contra Boca y les permitió descargar un poco todas las bromas recibidas en los últimos tiempos. Los boquenses, a los que por supuesto no les gusta perder a nada, trataron de quitarle dramatismo a la cuestión, pero padecieron el incómodo cosquilleo de cualquier derrota. Y si Bianchi les preguntara si los próximos partidos hay que jugarlos con titulares o suplentes, no dudarían en optar por lo primero.
El periodismo también juega su papel en estos partidos veraniegos y la necesidad de llenar páginas lleva a agrandar los éxitos y también los fracasos. Después de la victoria contra Boca llegó a decirse que se notaba “la mano de Ramón Díaz, su notable influencia en cuestiones anímicas, tácticas y estratégicas”, al tiempo que se empezaba a poner en duda el peso que podría otorgarle Carlos Bianchi a su equipo. Pero todo esto pasó a segundo plano y se sacaron conclusiones opuestas a las anteriores después de que River perdiera con Racing y Boca le ganara a Independiente. No importa que River afrontara ese partido con muchos suplentes, no importa que Boca tuviera enfrente a un débil Independiente que lo único que quiere es encontrar una fórmula para zafar de la guadaña. “Ahora sí que Bianchi empezó a mostrar lo que puede conseguir”, se dijo para subrayar el contundente 3-0 del encuentro del sábado a la noche. Del mismo modo ya se especula con que Racing va a ser un candidato de fierro a pelear por la punta cuando empiece a jugarse por los porotos, después de la obtención del campeonato.
Es cierto que ganar partidos que se juega con público está bueno; es cierto que ayudan en lo anímico, pero lo que de verdad les importa a todos es que se vayan ajustando las piezas y que se encuentre el ritmo de competencia luego de los exigentes trabajos de la pretemporada. Lo más importante, en definitiva, también lo dijo Carlos Bianchi con todas las letras: “Queremos que no haya lesionados”. Todo lo demás es para que se confundan los desprevenidos, por no decir la gilada.
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