Independiente volvió a comprobar que no le será sencillo sostenerse en Primera. Una multitud lo rodeó de afecto y de apoyo ayer en Avellaneda. Al campo de juego regresó Rolfi Montenegro, uno de sus mejores jugadores de la última década. El equipo avanzó y atacó del minuto cero al noventa. Y sin embargo, la cosecha resultó magra. Más allá de los aplausos de la despedida, el 1-1 ante Tigre, que completó aquel partido pendiente del torneo Inicial tuvo gusto a poco para los futbolistas y la gente. A tan poco, que la igualdad no alcanzó para que Independiente zafe de la zona de descenso directo. En ese lugar tan ingrato como inesperado iniciará el próximo fin de semana la disputa del torneo Final, donde habrá de jugarse la permanencia a lo largo de 19 partidos decisivos.

Con la claridad y la calidad de Montenegro de su lado, ya puede afirmarse que este Independiente es mejor que aquel que se arrastró por la cancha en buena parte del campeonato anterior. Sin brillar, Rolfi marcó diferencias moviéndose como media punta, por detrás de Patricio Vidal (jugó por Farías, contracturado) y metiendo pelotas adentro de la defensa tigrense. El problema fue que poco de ese buen fútbol halló concreción en los últimos 20 metros de la cancha. Una de las escasas veces en las que Montenegro concibió e Independiente ejecutó fue a los 69 minutos. En ese momento del segundo tiempo, Rolfi desbordó por la derecha a Rusculleda, apeló al remanido pero efectivo centro atrás y Martín Benítez, quien un rato antes había reemplazado a Vidal, le rompió el arco con un derechazo fortísimo a Javier García y selló el empate rojo.

O sea, a diferencia del semestre anterior, ahora sí hay quien genera juego. Pero todavía no parece estar quien lo defina. Por eso, la necesidad de traer esta semana a un goleador se transformó en una obsesión compartida tanto en los vestuarios, en los amplios playones del estadio Libertadores de América, como en las calles alrededor del estadio, donde miles de hinchas se daban ánimo a sí mismos, queriendo creer que es posible quedarse en Primera.

Pero hubo algo más que las pinceladas de Montenegro. Por ejemplo, impresionaron gratamente por su carácter y atrevimiento los juveniles Gonzalo Contrera y Leonel Miranda, las apuestas con las que el técnico Américo Gallego pretende oxigenar un plantel con marcada mayoría de jugadores experimentados. Y bajo los tres palos, Diego Rodríguez parece haberle ganado de mano a Hilario Navarro. Habrá que ver si se sostiene durante el campeonato en el que, además, Adrián Gabbarini y Fabián Assmann estarán acechándolo para recuperar el puesto que perdieron por sus lesiones.

Tigre tanteó el partido. Sin frescura en las piernas por el viaje copero de la semana a Venezuela, Gorosito eligió dejarle la pelota a Independiente y jugar a partir de sus nervios. Rubén Botta hizo un golazo a los 39 del primer tiempo, amagando y dejándolo sentado a Tuzzio en el área y cruzando el remate al segundo palo, y tuvo un buen ladero en Matías Pérez García. Pero cuando la fatiga generalizada se apoderó de los cuerpos en el segundo tiempo, la consigna fue retrasarse (demasiado) y aguantar. Es un equipo serio Tigre. Sabe lo que quiere y tiene algunos buenos jugadores. Si, como dicen, esta semana arregla Riquelme, habrá que elevarle bastante el listón de la exigencia en la Copa y el campeonato.

Estadio: Independiente.

Arbitro: F. Rapallini.

Goles: 39m Botta (T) y 69m Benítez (I).

Cambios: 44m Maggiolo (6) por Santander (T); 58m Fredes por Santana (I) y Benítez por Vidal (I); 63m G. Díaz por Pérez García (T); 78m Leguizamón por Peñalba (T); 84m Mancuello por Ferreyra (I).