Lun 04.11.2013
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FúTBOL › LA REALIDAD DE INDEPENDIENTE, SEGúN SU ENTRENADOR OMAR DE FELIPPE

“No hay otra opción que ascender”

El técnico del Rojo afirma que su equipo necesita más tranquilidad y todavía tiene que crecer si pretende conseguir el único objetivo que se pueden plantear. “Quiero que los jugadores se saquen de encima el peso de esta circunstancia que atraviesa el club”, asegura.

› Por Leonardo Castillo

Tiene por delante un desafío muy grande. Sabe que debe lograr el retorno de Independiente a la Primera División al cabo de la presente temporada y no tiene otra opción. Pero no se aferra a fórmulas mágicas. “Para ascender hay que conseguir que este equipo crezca futbolísticamente, que tenga una identidad. Y en eso estamos”, aseguró Omar De Felippe en una charla con Líbero. También se refirió a su experiencia como ex combatiente de Malvinas y de cómo el deporte le ayudó a superar los traumas de la guerra. “El fútbol me salvó, me permitió encontrar un equilibrio para seguir adelante”, subrayó.

–Cuando asumió, dijo que si lo pensaba mucho no agarraba. ¿Tan complicado estaba el panorama?

–Me encontré con un panorama que era el que esperaba. Ni peor ni mejor del que me imaginaba. El equipo se encontraba en una situación de mucha ansiedad. Era un grupo de jugadores a los que les costaba jugar, un plantel dominado por la ansiedad. Lo primero que buscamos fue encontrar tranquilidad, acomodarnos para lograr continuidad en el juego. Desde entonces mejoramos bastante, estamos un poco más serenos a la hora de ir a buscar y manejamos la pelota con mayor seguridad, pero todavía nos falta para convertirnos en el equipo serio que pretendemos ser.

–Los hinchas manifiestan su bronca contra algunos jugadores y dirigentes, pero no lo hacen contra el cuerpo técnico. ¿Eso le da margen para trabajar mejor?

–No me fijo en eso. Cuando no ganamos me voy mal, y me voy peor cuando encima jugamos mal. Me preocupa cuando a mis dirigidos los insultan, siento que me lo hacen a mí. Soy parte de todo esto, de este intento por retornar a Independiente al fútbol grande, y la verdad es que no me pongo a especular con el hecho de que todavía no se hayan acordado de mi vieja. Pienso en lo grupal. Si no lo pensamos así, estamos listos. Todos somos responsables y así se los manifiesto a los jugadores en todo momento.

–¿Cuál fue el mejor partido que jugó este Independiente?

–Me fui muy conforme con el segundo tiempo ante Sportivo Belgrano, por la actitud y porque pudimos hacer algunas triangulaciones que me gustaron. En esos minutos se plasmó un poco la idea que buscamos. También me gustó mucho lo que hicimos contra Banfield, porque buscamos, no bajamos los brazos y tuvimos la última chance de gol del partido. Lo que veo es que de a poco nos vamos soltando para ir, para buscar en el arco de enfrente. Es lo que pretendemos. Quiero que los jugadores se saquen de encima el peso de esta circunstancia que atraviesa el club. Que no se dejen dominar por la ansiedad.

–¿Conserva el hincha de Independiente la tradición del paladar negro, o estar en la B Nacional hace que quiera ganar de cualquier forma?

–En el fondo, el hincha sabe que para ganar hay que jugar a algo y hacerlo bien. Tenemos que sumar para prendernos arriba, en el lote de los que ascienden directamente, y eso lo vamos a lograr si encontramos una identidad. Es algo que todos tienen claro, más allá del malestar que producen algunos resultados.

–¿Y qué significa jugar bien?

–Que el jugador se sienta pleno dentro de la cancha. Que se anime, que la pida, que encare. Y a nivel colectivo, que salgan en los partidos las cosas que se trabajan en los entrenamientos. Eso es jugar bien.

–¿El objetivo inmediato es llegar a diciembre en los puestos de ascenso?

–Al menos terminar cerca y lo más arriba que podamos. Pero insisto, para lograr ese objetivo, necesitamos primero que el equipo termine de crecer y despeje todas las dudas que todavía muestra. Es un campeonato largo y aún existe margen para mejorar. Esperemos llegar al final de la temporada con una idea consolidada.

–¿Es ascenso o nada?

–Las cosas son así. No hay otras opciones y era el desafío que acepté cuando me hice cargo de este equipo. Hay que volver a Primera. No obstante, sé que no puedo entrar al vestuario y tirarles en la cabeza a los muchachos las ganas que tienen los hinchas de subir. Tengo que conseguir que el jugador gane en tranquilidad.

–¿Y cómo hace para mantenerse al margen de todas las disputas internas que existen en el club?

–Uno tiene que preocuparse por trabajar para que el equipo juegue bien y logre resultados. Si conseguimos eso, haremos un gran aporte a la tranquilidad que necesitan todos los que forman parte del mundo Independiente.

–¿Con este plantel alcanza para ascender?

–Sí, estoy convencido de que podemos con lo que tenemos. Podremos sumar algunos refuerzos para la segunda ronda y estamos analizando nombres. Pero no va a volver (Sergio) Agüero a ponerse la camiseta de Independiente, ni tampoco llegará otro jugador que cambie la ecuación con su presencia. La clave del ascenso está en este grupo. Lo dejé en claro cuando asumí y los muchachos lo saben.

–Se habló del aporte que puede hacer Agüero en términos económicos para sumar refuerzos. ¿Lo entusiasma esa posibilidad?

–Conozco a Sergio desde que era un pibe. Cuando estuve en el club como ayudante de campo de Julio Falcioni, entre 2005 y 2006, y vi su crecimiento como jugador y persona. Habla muy bien de él que tenga ese sentimiento de pertenencia con el club en el cual se formó, que quiera ayudar. Hay que ver cómo puede colaborar.

–¿El nivel futbolístico de la B Nacional creció o disminuyó la calidad de la Primera División?

–Son torneos distintos, pero los mejores jugadores están en Primera. Eso no cambió. Lo que pasa en esta categoría es que cualquiera le puede ganar a cualquiera. Es raro que un equipo golee 4-0. Se dan muchos partidos en los que un equipo llega una vez, mete un gol, se cierra y gana. Nos pasó a nosotros con Almirante Brown. Esas son las cosas a las que tenemos que adaptarnos. Y en eso estamos.

–¿Utiliza su experiencia como ex combatiente de Malvinas para motivar a sus jugadores?

–No. Aunque si me hacen alguna pregunta sobre el tema, la contesto, en eso no tengo problemas. Pero no utilizo mi experiencia para manejar los grupos. No les digo a los jugadores que el fútbol es como la guerra o cosas por el estilo. Pero si quieren hablar del tema, hablamos y me abro.

–¿El fútbol le ayudó a recomponer su vida tras Malvinas?

–Sí, el fútbol me salvó. Me ayudó a mantener el equilibrio y salir adelante. Me puse objetivos y le di para adelante. Cuando volví de las islas, con 20 años, retomé en Huracán y desde ahí empecé a construir una trayectoria como futbolista primero y después como entrenador. Este juego me permitió salir adelante.

–¿La guerra dura toda la vida para quien estuvo en el frente?

–Depende de cómo se procesen las cosas. Hay que tratar de que la experiencia de combate no se vuelva una carga, una mochila que impida avanzar. Para muchos pibes, Malvinas se transformó en un peso demasiado grande que no pudieron dejar. De todos modos, me costó reelaborar el tema, poder sacarlo, tardé seis años en hacerlo... Y al final lo conseguí. Cuando eso se logra, uno se fortalece. Entonces la vida y el trabajo se encaran de otra forma. Después de todo eso que pasé, me resulta fácil entender lo efímero que pueden resultar los logros y los fracasos en el fútbol. Entonces uno asume que debe darle para adelante. No hay otra.

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