El cierre del torneo Inicial mostró el último giro de una moneda acuñada en La Plata y que tiene dos lados, dos caras: una es la de Guillermo Barros Schelotto, técnico de Lanús junto a su hermano Gustavo; la otra es la de Martín Palermo, goleador histórico de Boca y ex DT de Godoy Cruz. Candidatos vitalicios a técnicos xeneizes para un futuro no muy lejano, la actualidad les deparó una realidad muy distinta para el final del torneo.

Disputada por cuatro equipos, la definición del torneo local espera que el Lanús de la dupla Barros Schelotto cierre su participación en la Copa Sudamericana, que lo tiene como finalista y habiendo obtenido un empate 1-1 en el partido de ida ante el Ponte Preta en Brasil. Acostumbrado últimamente a animar cuanto torneo juega, el equipo granate atraviesa un gran momento a nivel institucional y futbolístico, aunque le falta concretarlo con un título.

En las últimas cinco temporadas, Lanús mantuvo un promedio de 32 puntos por semestre, una marca que los Barros Schelotto, desde que asumieron como dupla técnica a mediados de 2012, superaron en los últimos dos campeonatos. Eso sin contar los 30 puntos que llevan acumulados en el actual torneo Inicial, en el que podrían coronarse campeones en caso de ganarle a Newell’s el próximo domingo, lo que forzaría una final frente a San Lorenzo o Vélez en caso de que el equipo de Boedo no gane en Liniers.

Por su parte, Palermo dejó el pasado viernes de ser el técnico de Godoy Cruz, al que dirigió durante todo 2013. El conjunto mendocino terminó el torneo Inicial con una racha de tres derrotas consecutivas y en zona de descenso, con el mismo promedio de puntos que Argentinos, que también perdió a su entrenador Ricardo Caruso Lombardi. “Es una noticia que no nos gusta”, declaró en nombre del plantel mendocino el capitán Leonardo Sigali sobre el fin del ciclo de Palermo, cuyo contrato no fue renovado por el presidente del club, José Manzur. “No fue claro y no dijo bien las cosas como eran. Manzur me puso el contrato en blanco y yo le dije que él pusiera el número. No se manejaron con la verdad”, manifestó Palermo, que dejó libre su puesto contra la voluntad del plantel y del público de Godoy Cruz.

Pero la tiranía de las estadísticas que decretan los descensos son injustas con el Godoy Cruz de Palermo. El ídolo de Boca asumió a fines de 2012 después de que su anterior entrenador, Omar Asad, fuera echado por los dirigentes por una muy mala campaña, que se cerró con tres derrotas consecutivas. Bajo el mando de Asad, Godoy Cruz había sumado en todo el 2012 apenas 33 puntos, divididos en el Clausura 2012 (14 puntos) y el Inicial 2012 (19 puntos). En su primera experiencia como técnico de un equipo de Primera División y acompañado por el ex arquero de Boca, Roberto Abbondanzieri, el ex goleador fue el responsable de que el Tomba terminara como el sexto equipo que más puntos sumó en el año calendario, con 53 unidades.

Si bien la carrera como futbolista de Palermo terminó de la manera soñada por cualquier jugador, con goles importantes vistiendo la camiseta de la Selección Nacional y convirtiéndose en el máximo goleador de su club, su carrera como entrenador no carece de obstáculos. Para su amigo Guillermo resultó la contracara. Retirado de las canchas con el dolor de no haber podido salvar del descenso a Gimnasia, tiene ahora la gloria al alcance de la mano, con apenas un año como director técnico. Las dos caras de la moneda que seguirá girando en el aire adelantan irremediablemente las obvias candidaturas para ocupar el banco de Boca el día que culmine el tercer virreinato de Bianchi.

Informe: Santiago Uberti.