Lun 13.01.2014
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FúTBOL › OSCAR DEAN, EX INTEGRANTE DEL CUERPO TéCNICO DEL RIOJANO

“Ramón ha ido evolucionando y se acercó más al jugador”

El preparador físico remarca los cambios que ha tenido el entrenador en los últimos años, con el que trabajó durante 13 temporadas. “Una buena pretemporada puede ser importante para la obtención de un título”, remarca.

› Por Adrián De Benedictis

La trayectoria de un futbolista puede ser más extensa por distintos factores, pero hay uno que en la mayoría de los casos termina siendo determinante: el estado físico. Por ello, alguien que conoce con precisión ese aspecto es el profesor Oscar Dean, quien luego de haber trabajado con distintos planteles a lo largo de su carrera, ahora se encuentra en un “descanso” de su actividad sin fecha de retorno.

Desde su infancia, Dean tuvo el sueño de prevalecer como jugador, pero terminó siendo relevante desde afuera de la cancha. “No pude continuar como futbolista porque creo que no tenía las condiciones para ser un jugador de elite, y también yo tenía a mi papá muy enfermo y tenía que trabajar. Como necesitaba horas de entrenamiento, no se pudo concretar, y pasé sólo por las inferiores de Tigre, e integré el plantel de Los Andes que ascendió en el ’67”, cuenta hoy.

–¿Y cómo decidió volcarse hacia la preparación física?

–Me inicié en la preparación física pensando siempre en que iba a trabajar en el fútbol. Eso lo concreté en 1977, en las inferiores de San Lorenzo. La Ciudad Deportiva recién se iniciaba, y por ejemplo tenía a jugadores como Jorge Rinaldi en novena división, Walter Perazzo en octava, Rubén Insúa en séptima. Ese fue mi comienzo, allí estuve hasta el ’79 y a partir del ’80 empecé en el fútbol profesional, en Estudiantes de Buenos Aires. Luego recorrí clubes de la B como Almagro, Atlanta, Banfield, Los Andes, Deportivo Italiano, All Boys, hasta que en 1987 llegué a Boca de la mano de Menotti.

–¿De qué manera llega a vincularse con él?

–Fue a través de Ricardo Pizzarotti, quien fue preparador físico mío en Los Andes, en aquel equipo que ascendió, cuando yo era jugador de Primera División. Y él después fue profesor mío en el Profesorado de Educación Física. Hicimos una relación muy linda, incluso yo nunca lo llegué a tutear. El se sintió representado por mí en esa generación de acuerdo con sus características, y me decía que cuando tuviera una oportunidad, me la iba a dar sin que yo se la pidiera. Un día me llamó por teléfono, y yo justo tenía todo arreglado para ir a trabajar a Deportivo Italiano, que era dirigido por Roberto Rogel. Pero el propio Rogel me obligó a que aceptara la oferta de Boca. Con Menotti estuve dos veces en Boca y una en River, fueron siete años con él.

–Cuando Menotti se fue a España, ¿qué hizo?

–Yo me quedé en Buenos Aires, y Boca me convocó para trabajar con (Juan Carlos) Lorenzo. Luego vuelvo a la B con Angel Celoria, y en el año ’91 me voy con César al seleccionado mexicano. Después volvemos a Boca, en la etapa ’93/’94, y luego me llaman de México, del Atlas de Guadalajara. Me fui solo, por seis meses, y me terminé quedando dos años y medio. Fue después de la etapa de (Marcelo) Bielsa, él se fue y el presidente del club, que me conocía de la Selección, me llamó para trabajar con un técnico joven, que era Efraín Flores.

–¿Cómo se decidió por el regreso?

–En mayo del ’97, cuando me llamó Ramón Díaz para ir a River. El pide mi presencia porque me recomienda su ayudante en ese momento, que era Omar Labruna. El me conocía porque lo había tenido como jugador en Deportivo Italiano, y esas cosas son muy gratificantes. Seguí con Díaz hasta mi última etapa en San Lorenzo, fueron 13 años juntos.

–¿Por qué decidió alejarse?

–Cuando Ramón fue a Independiente me reuní con él, y yo ya tenía planeado un viaje con mi señora, pero sobre todo quería cambiar la rutina de mi vida. Yo le estoy muy agradecido al fútbol, pero uno también le dio mucho. Yo a mis hijas no las vi crecer, no las pude acompañar, y eso lo empecé a hacer de grande. Quería tomarme una impasse y no me siento arrepentido de la decisión que tomé, aunque a veces extraño el día a día.

–¿Entonces todavía no es definitivo el retiro?

–No digo nunca que no. Si vos me decís qué es lo que más extraño, es la planificación, la realización, la adrenalina que te ponen en el ensayo y error todos los días los jugadores, esa parte. Pero no extraño las concentraciones y los viajes. La competencia la extraño medianamente. Lo que creo es que me puedo insertar en una actividad que no me demande estar todos los días con el plantel.

–¿Qué lugar le daba Menotti a la preparación física?

–César fue siempre una persona avanzada en sus ideas, y priorizó el fútbol juego al fútbol físico. Por eso uno tenía que tener una batería de ejercicios, donde todo estuviera basado en acciones dinámicas, y en lo posible con la pelota. Eso no quitaba que uno tuviera su espacio para trabajar una vez a la semana para reforzar lo que él pedía. César tenía una dinámica de trabajo donde el juego y la pelota eran fundamentales.

–¿La preparación depende de la manera de jugar de un equipo?

–Depende más de las características de los jugadores y de la impronta del técnico. Si es un equipo que espera, o que presiona, o si juega de contraataque, o si es de tenencia de pelota. En base a eso uno diagrama la parte física para el desarrollo del juego que el técnico quiere.

–Sobre la tenencia de la pelota, el equipo emblema de esa característica es el Barcelona. Y queda la sensación de que no hace un gran desgaste físico. ¿Eso cómo se administra?

–La gran virtud de ellos es la gran asociación de jugadores que tienen, técnicamente bien dotados. Y también juega en espacios muy cortos, no recorren mucha distancia entre línea de pase, y ocupa todo el ancho de la cancha. Lleva muchos jugadores en posiciones de mediocampo y ataque, y lo fundamental: cuando pierde la pelota en ataque, el mismo jugador que la pierde y los que están más cerca son los que primero dan combate para recuperarla. Eso hace que los espacios a recorrer sean menores. No creo que corran más metros que los equipos argentinos, los corren de distintas maneras.

–¿Una buena preparación física es tan decisiva para ganar un título?

–Es muy importante llevar a cabo una preparación física bien diagramada y ordenada, con todos los integrantes del plantel. Una muy buena pretemporada va a favorecer el desarrollo de un buen torneo. Si la pretemporada no se puede realizar con orden por distintos factores, puede ser motivo de un mal rendimiento. Y sobre todo en los equipos que tienen doble competencia.

–¿Hay mucho de mito en eso de ir a entrenar a la arena?

–Lo que pasa es que, a partir de que los torneos son cortos, la pretemporada cambió ostensiblemente, porque los requerimientos son muy distintos. Los entrenamientos son mucho más dinámicos, donde se trabaja desde el primer día con la pelota. Eso obliga a que la preparación esté muy diversificada, y así se utilizan mucho los triples turnos. Por eso, el enfoque es distinto y no se utiliza la arena, salvo para algún trabajo específico.

–¿Qué fue lo más curioso que le llegó a pedir Ramón Díaz?

–El es muy convencional para trabajar, no tiene excentricidades con respecto a eso. Me dejaba trabajar con total tranquilidad, y entre los dos desarrollábamos toda la planificación. Manteníamos una relación muy cordial que aún sigue perdurando.

–¿Por qué cree que en la relación con los jugadores él ha tenido muchos desencuentros?

–Ramón ha ido evolucionando, fue un técnico que se inició muy joven, y a él lo marcó mucho la formación europea. Fue creciendo y se ha acercado mucho más a la realidad del jugador, y en los últimos años ha compartido más el día a día que en el comienzo, que tenía otro tipo de características.

–¿Menotti lo sorprendió con alguna sugerencia particular?

–No, para nada. A lo mejor alguna vez me pidió que me acerque a un jugador para transmitirle algo. Pero él era un técnico que le llegaba a todo el mundo, y como es una persona con una calidez especial para transmitir ideas, como no he visto a ninguno, creo que César es la persona que mejor representa el concepto del juego. Ramón tiene la característica de su impronta, de su astucia, de su picardía, de su ojo clínico para ver algunas cosas. Y yo diría que César es un técnico integral y un formador que ha hecho escuela en el mundo.

–¿Es verdad que el jugador tiene mejor relación con el preparador físico que con el técnico, y hasta que le hace de psicólogo?

–Se da en muchísimos casos, porque el preparador físico no lo pone ni lo saca del equipo. Uno le puede servir de nexo para transmitir sensaciones que le pueden ayudar al técnico. Se le suele prestar la oreja con más facilidad.

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