Ante el campeón, River recuperó la memoria y la sonrisa. Es que la diferencia de actitud y de juego que hubo con San Lorenzo resultó mucho mayor que el exiguo 1-0 con que se concretó la victoria del conjunto de Ramón Díaz, con un gol de Teófilo Gutiérrez en la primera mitad. Con su técnico cuestionado, el plantel salió a respaldarlo con una actuación convincente, de lo mejor que mostró en los últimos tiempos. Para San Lorenzo, el hecho de haber jugado el jueves su compromiso de Copa Libertadores pareció ser un condicionante demasiado importante para explicar un paso en falso.

“Salimos muy light.” La frase de Leandro Romagnoli tras el encuentro deja en claro la imagen que dejó San Lorenzo en ese primer tiempo en el Monumental. Desde el mensaje que bajó el entrenador, al quitarlo del equipo y sumar otro volante central, hasta la producción del conjunto en la cancha, con actuaciones individuales muy pobres y hasta con poco compromiso, la producción del equipo de Bauza acumuló muchos puntos oscuros. Por el contrario, River salió decidido a revertir la mala imagen que arrastraba de los últimos encuentros y también lo expuso sobre el terreno, tanto en el funcionamiento colectivo como con los rendimientos con nombre propio.

El dominio de River se comenzó a edificar en el centro del campo y se terminó de desarrollar de lado a lado de la cancha. Lo único que le faltó al conjunto local fue eficacia en el área, razón vital para que la diferencia resultara exigua. En el recuento de situaciones, la ventaja de River fue amplia. Teo Gutiérrez, además del gol que convirtió con un anticipo luego de una gran combinación entre Cavenaghi y Carbonero, tuvo otras cuatro ocasiones para anotar: una terminó en el palo, luego de dos magníficos amagues en el área; otra se la sacó Torrico cuando le quedó un poquito largo el control tras un exacto pase de Cavenaghi; en la tercera se demoró al momento de querer eludir al arquero y lo terminaron cerrando; y por último cabeceó por arriba luego de un centro medido de Vangioni. También Lanzini contó con sus ocasiones, pero Torrico le ganó dos mano a mano, uno en cada tiempo. Con más puntería, el conjunto de Núñez hubiese podido golear, pero no en vano ya son 18 los partidos en los que no consigue más de un tanto.

Por el contrario, a San Lorenzo el arco de Barovero siempre le quedó lejísimo. Todos sus intentos chocaron ante la solvencia de Maidana y Alvarez Balanta, que exhibieron una gran seguridad, tanto en el mano a mano como en el juego aéreo. Por eso a San Lorenzo sólo se le pueden anotar dos posibilidades y ambas con pelota detenida. En el primer tiempo, Valdés cabeceó desviado un corner desde la derecha de Correa. Y en la segunda mitad, el colombiano no pudo definir por el segundo palo una peinada de Kannemann y entre Vangioni y Solari cerraron a centímetros de la línea. Demasiado poco como para merecer llevarse algo del Monumental.

La entrada de Romagnoli, que le dio otro ímpetu a San Lorenzo, más los temores de River por no haber liquidado en el resultado lo que había generado en el juego, provocaron que el cierre fuera algo incierto. Pero con la chapa puesta, la victoria de River no pasó sobresaltos. Recuperó solidez defensiva, generó juego asociado, sus delanteros provocaron desequilibrio y ganó con claridad. Sólo le faltó poder de fuego, para mirar el futuro con más optimismo. A San Lorenzo le quedó la bronca de una actuación para el olvido, aunque puede consolarse con el atenuante del cansancio.

Estadio: River.

Arbitro: Néstor Pitana.

Gol: 20m Gutiérrez (R).

Cambios: 54m Romagnoli (6) por Mercier (SL); 59m Matos por Correa (SL), 72m Navarro por Piatti (SL); 76m Ponzio por Ledesma (R); 78m Menseguez por Cavenaghi (R); 89m Fabbro por T. Gutiérrez (R).

Incidencia: 84m expulsado Ortigoza (SL).