FúTBOL › BOCA LE GANó 1-0 A TIGRE CON UN GOLAZO DE RIQUELME EN EL úLTIMO MINUTO
El equipo de Bianchi volvió a jugar muy mal y merecía perder ante un rival superior, pero el capitán xeneize clavó un bombazo en el descuento para cambiar la imagen. Orion fue la figura con sus tapadas, sobre todo en la primera mitad.
Por tercer partido consecutivo, Boca no metía goles. De esa manera se iba otro pálido 0-0, esta vez ante Tigre, que le dejaba sabor a nada a un equipo que no mostró fútbol, ni actitud, ni rebeldía para cambiar la situación. A lo largo del encuentro, el conjunto de Victoria había resultado superior y merecía mejor suerte, pero siempre había chocado con la seguridad de Orion, el mejor hombre del conjunto de Carlos Bianchi. Hasta que sobre la hora apareció Juan Román Riquelme para sacar un tremendo derechazo que cambió la historia: su golazo le dio a Boca un triunfo que le sirve para maquillar el pobre partido que había jugado.
Ante un equipo con mucha dinámica, la idea que planteó el técnico boquense fue colocar a Riquelme como doble volante central y no como enganche, para no perderlo en la fricción. Con la cancha de frente, el conductor xeneize tuvo la chance de habilitar bien a Acosta, que reventó el palo con un derechazo. Pero en cuanto Tigre se asentó en el terreno, Peñalba impuso su presencia en la mitad de la cancha y Pérez García comenzó a lastimar con su habilidad, Boca empezó a padecer el trámite. Por los costados, Itabel y Wílchez tenían campo fértil para atacar a un Boca endeble, con nula contención en la mitad del campo.
Con ese panorama, las chances de gol para el conjunto de Alegre no tardaron en sucederse. Primero fue Orion el que se lució al taparle un mano a mano a Nahuelpán y luego el propio arquero le sacó del ángulo un zurdazo a Pérez García. Pero, más allá de las llegadas, el dominio territorial y estratégico de Tigre era abrumador. Boca no hacía pie en ningún lugar del campo y sufría para recuperar la pelota. Lo curioso es que, a pesar de ser dominado, sus llegadas aisladas resultaban peligrosas, como un centro de Acosta para Riaño, que no alcanzó a tocar por centímetros en el área menor.
Para fortuna de Boca, la intensidad que puso Tigre en la primera mitad le pasó factura. Entonces, por más que siguió con los mismos problemas de generación de juego, al menos no pasó tantos sobresaltos en el fondo. Igual fue más por decaimiento del rival que por méritos de Boca, que siguió sufriendo el partido. Y a diferencia de la primera parte, ni siquiera contó con esas ocasiones aisladas que tuvo en el segmento inicial. Para colmo, fastidiado con todo lo que lo rodeaba y con los silbidos que caían cada vez que tocaba la pelota, Riquelme mostraba una llamativa imprecisión.
Con esa situación, lo mejor que le podía pasar a Boca era que terminara el partido sin goles. Así pareció entenderlo el técnico, que en sus cambios modificó nombres y no funciones. Pero claro, en la cancha seguía Román. Recibió la pelota en tres cuartos, la adelantó unos metros y se la clavó en el ángulo a su amigo García, para silenciar a los que lo silbaban y para maquillar el presente de Boca.
Estadio: Tigre.
Arbitro: Andrés Merlos.
Gol: 90m Riquelme (B).
Cambios: 60m Ledesma por Erbes (B) y Gigliotti por Acosta (B); 73m Araujo por Itabel (T); 75m Sánchez Miño por Colazo (B); 83m Leone por Wílchez (T); 86 Bordacahar por Nahuelpán (T).
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