FúTBOL › RIVER Y BOCA REFLEJAN LOS ESTILOS DE SUS ENTRENADORES
A una semana del superclásico, es necesario advertir esas similitudes. River, como Gallardo, juega bien y lindo; Boca, como Arruabarrena, mete mucho y es irregular. Eso, por supuesto, no asegura nada de nada...
› Por Juan José Panno
Entre Marcelo Gallardo y Rodolfo Arruabarrena hay varios puntos en común: tienen la misma edad (el Vasco nació el 20 de julio del ’75 y el Muñeco, el 18 de enero del ’76), fueron entrenadores de Nacional de Montevideo, jugaron en Europa, fueron campeones panamericanos, ganaron una vez la Copa Libertadores de América, jugaron en períodos alternados en los dos clubes más grandes de la Argentina, ganaron varios campeonatos locales y están, sin dudas, entre los diez mejores de su puesto en el historial de sus respectivos clubes. Son muchas coincidencias. Pero lo que es más importante, si se llega a la actualidad por los caminos paralelos, es que sus equipos juegan muy parecido a lo que eran ellos como futbolistas.
River, como Gallardo, juega bien y lindo. Sabe qué se propone (alguna vez Daniel Passarella dijo que Gallardo es uno de esos jugadores que mejor lee los partidos), toca en cualquier sector de la cancha, tiene mucha movilidad, genera espacios, llega por diferentes vías al arco rival y responde a la línea histórica del club.
Boca, como Arruabarrena, es irregular. Mete mucho, realiza un gran despliegue físico, puede ganar por presencia, no tiene continuidad en el juego, pero es capaz de producir actuaciones que borran de la cancha al rival (Vélez o Central, por ejemplo) y está en el punto intermedio en la historia de un club que ha tenido ídolos de toda especie (Marzolini, Rojitas, Riquelme, Rattin, Giunta, por citar casos extremos).
River venía de salir campeón con el Pelado Díaz con un equipo que no seducía, cuando Gallardo se hizo cargo de la dirección técnica y con algunos retoques mejoró notablemente la imagen.
Boca andaba a los tumbos bajo la conducción de Carlos Bianchi cuando Arruabarrena tomó el fierro caliente y con algunas variantes levantó la autoestima de un plantel que se movía por el quinto subsuelo.
Gallardo hizo muchos más goles (tres a Boca, dos de tiro libre, uno de penal) y Arruabarrena hizo demasiados goles para un marcador de punta (entre ellos uno a River, de cabeza).
Futbolísticamente, si se pudieran comparar posiciones diferentes, el Muñeco está un par de escalones por encima del Vasco del mismo modo en que hoy este River está por encima de su tradicional rival. Pero nada les garantiza a los de Núñez que el próximo domingo van a demostrar esa superioridad en el rectángulo de juego, porque ya se sabe que los clásicos son diferentes a todo y no resisten ningún análisis previo.
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