En tiempos de Fútbol de Primera, algunas manipulaciones, muchas veces incomprensibles, tendían al vaciamiento de las tribunas. Parecía que la consigna era algo así como “poco público pero mucho rating”. Aquellos tiempos, por cierto no tan lejanos –poco más de un lustro– eran sin embargo cuantitativamente diferentes en cuanto al grado de episodios cruentos que se sucedían, prácticamente semana a semana en los últimos años, y que poco o nada tienen que ver con el juego.

La miope decisión de que se juegue sin público visitante, prácticamente en nada aminoró los episodios cruentos, sin que haya escarmientos para los responsables.

La sanción a clubes privándolos de actuar en sus canchas ni siquiera resultó un paliativo y sí llevó a situaciones absurdas y de manifiesta inequidad, como la de quitarle la localía hasta fin de año a Laferrere, mientras que por una situación similar de violencia callejera, apenas se le aplicó una fecha a Arsenal de Sarandí.

Los responsables de evitar de una vez por todas que esto siga continúan haciendo que hacen como que hacen. Mientras tanto, “poco público, mucho rating”.