Boca y River jugarán tres instancias cruciales a partir de la próxima semana:

1. Partido por el Torneo de Primera (que viene a ser las PASO), en la Boca.

2. Encuentro de ida por la Copa (que viene a ser la elección propiamente dicha), en River.

3. Segundo y decisivo encuentro por la Copa (ballottage, porque pase lo que pase, en el Monumental no habrá decisión), otra vez en la Bombonera.

Uno de los dos se quedará con el premio mayor, que es el acceso a la siguiente ronda del más importante torneo internacional de clubes a nivel sudamericano. En este contexto, el eventual festejo por una victoria doméstica se achicará hasta la insignificancia cuando a la hora del recuento de puntos y goles, se determine quién sigue en la Copa y quién se baja.

La tradicional rivalidad, exacerbada en los últimos tiempos por la prensa y el fanatismo de los hinchas, convierte a este partido de octavos de final en una especie de final a todo o nada. En realidad se juegan dos campeonatos en uno: el clásico y el torneo propiamente dicho.

Golear al rival en el primer partido de nada servirá si después pierde, aunque sea por penales, en el duelo copero. De todos modos, la chance de una goleada no parece muy viable. Se van a cuidar y mucho, van a tomar extremas precauciones, van a medir todo, hasta las palabras que se pronuncien en la previa para elevar la moral de los propios y bajar la de los contrincantes.

Los técnicos de los dos planteles, Gallardo y Arruabarrena, tienen algunos dilemas para resolver en estos días: jugar o no con todos los titulares en el primer partido y más que eso, decidir quiénes van a ser los titulares en los otros partidos.

Gallardo dio alguna señal en el encuentro por la Supercopa en la que se enfrentó a Huracán: puso a casi todos los titulares y probó con Mayada de lateral, pensando en el reemplazante de Mercado, suspendido por la Conmebol. El equipo de River sale casi de memoria y lo más probable es que aun por el campeonato el DT los ponga a todos. Arruabarrena también tiene en la cabeza a los once que van a salir a jugar por la Copa, pero como posee muchas más variantes y recambio también utilice el encuentro del torneo local para experimentar. Es cierto que Boca tiene más banco, pero se le vienen lesionando muchos jugadores: Erbes, Cubas, Palacios, Martínez, Sara. Si bien no hay dudas de que Orion será el arquero titular, el respaldo de Sara (de muy buenas actuaciones recientes) daba muchas garantías que ahora se perderían.

Orion; Peruzzi, Díaz, Torsiglieri, Colazo; Pérez, Gago, Meli, Lodeiro; Carrizo, Osvaldo, es una formación probable para el Boca de la Copa, si no es que se lesiona alguno más en el camino. En primera fila de la lista de espera están Pablo Pérez, Marín, Calleri y Pavón. Sus ingresos dependerán de las circunstancias del juego en cada partido.

Por el lado de River tienen casi todos los boletos estos once: Barovero; Mayada, Maidana, Funes Mori, Vangioni; Sánchez, Rojas, Kranevitter, Pisculichi: Mora, Teo Gutiérrez. Solari es la alternativa para Mayada, Cavenaghi para Teo y Martínez para Pisculichi, pero todavía faltan diez días para la Copa y una semana para el campeonato local.

Que Boca va a recordar la goleada del verano; que River no se olvida de que dejó afuera a Boca de la Sudamericana; que Vangioni tendrá que cuidarse porque los referís lo van a seguir con atención después de los lesionados que fue dejando a su paso; que Gago deberá regular porque se lesiona seguido; que esta vez River va de punto porque entró por la ventana; que Boca es banca por su historia en la Libertadores; que los planteos tácticos jugarán un partido aparte, que bla bla y que bla bla bla bla. Todos esos ingredientes para el plato principal. Falta poco para que el país empiece a paralizarse al compás de los clásicos.