CONTRATAPA
Por qué botamos a Bielsa
› Por Juan José Panno
El síndrome de abstinencia se pudo tratar de urgencia con dosis homeopáticas mezclando variados componentes: un gol olímpico de Riquelme, otro de Maxi Rodríguez en el Atlético Madrid de Bianchi, resumen de los partidos del sábado con un gol de Tevez y un jugadón extraordinario de Messi, y poco más. Insuficiente para llenar el triste domingo sin fútbol.
De todas maneras, la pausa viene bien para reflexionar en torno de algunas cuestiones futboleras de actualidad. Paremos entonces la pelota.
Si hubiera que votar temas de preferencia para el análisis, ganaría, seguramente, la Selección. A menos de 9 meses del Mundial, todavía no ha engendrado un equipo ni cosa que se le parezca. José Pekerman, como la mayoría de los entrenadores de todo el mundo, tiene más dudas que certezas, y como la Selección juega bastante mal, todas sus vacilaciones se traducen en una profunda desconfianza popular. Nadie puede tener un equipo completo con tanta anticipación, pero tampoco aparece una base clara.
En general, José Pekerman y su antecesor, Marcelo Bielsa, parecen estar parados en los antípodas, en ésta y otras cuestiones:
- Bielsa tenía el equipo casi completo mucho antes del Mundial.
- Pekerman tiene apenas la mitad de los 23 que integrarán el plantel.
- Con Bielsa, hasta el Mundial incluido, el equipo jugaba con un vértigo infernal sin pausas.
- Con Pekerman, el equipo juega demasiado lento, sin acelerar.
- Con Bielsa, la Selección iba al frente en todos lados.
- Con Pekerman, se cuida mucho más y de visitante, más allá de los resultados adversos, produce actuaciones sin ningún relieve.
- Hasta ahora, Pekerman goza de buena prensa, pero su imagen se deterioró en relación con la que tenía en el momento en que asumió.
- Bielsa siempre tuvo mala prensa, a pesar de los buenos resultados que obtuvieron sus equipos. Y pasó a ser un verdadero demonio después del Mundial.
- Bielsa tenía una línea (convicción más caprichos) inflexible y no le rendía cuentas a nadie.
- Pekerman es mucho más maleable y sabe escuchar con mucha atención (a veces demasiada) los reclamos de la gente y las sugerencias de Julio Grondona.
(Nota: cuando Carlos Bilardo reemplazó a Menotti en la Selección, Julio Grondona dijo: “Era necesario un cambio, yo estaba cansado de ser un títere y ahora las cosas van a ser distintas”. Clarito.)
- Con Pekerman, Riquelme parece tener asegurado su lugar, dividiendo las aguas entre los hinchas.
- Con Bielsa, Riquelme empezaba a tener un lugar en el equipo y le daba la pausa indispensable. Se podía aventurar un buen futuro, pero nada de eso se pudo verificar a raíz de la sorpresiva renuncia del DT.
El apellido Bielsa, que circuló en estos días por la candidatura de Rafael más que por la ausencia de Marcelo, reaparecerá por oposición a Pekerman en la medida en que la Selección siga perdiendo aire. El actual DT tiene un gran desafío de aquí al Mundial. Si consigue muchos partidos amistosos, si define rápidamente una base sólida, si se afirma un poco más en sus convicciones, si rodea mejor a Riquelme, si le da espacio a Messi y el pibe desarrolla todo su potencial, la Selección Argentina podrá integrar con algún fundamento la lista de candidatos.
Antes del Mundial de Corea-Japón, el equipo nacional era candidato de fierro en la consideración mundial. Demasiado candidato: por eso el golpe por la eliminación en la primera ronda fue tan estruendoso. Ahora, el papel de banca está reservado exclusivamente para Brasil; todos los demás conforman un pelotón muy nutrido. Diego Simeone lo definió con precisión en un reportaje que le hicieron en la revista Un Caño: “Nosotros tenemos buenos jugadores; Brasil tiene cracks”. ¿Todo esto quiere decir que conviene ir de punto y no de banca? No. A la hora de la verdad, nada de eso importa. Lo que interesa es jugar bien, llegar en las condiciones físicas ideales, poner a los mejores jugadores de los que se dispone y tener un poco de suerte, eso que no tuvo la Selección anterior.
Si los resultados acompañan en Alemania, nadie se acordará de Bielsa. Si los resultados no se dan, entonces nos reprocharemos haber producido su renuncia; haberlo botado