La ofensiva contra el “aburrimiento” sirve también como táctica de distracción: el plan de Joseph Blatter para abolir los empates en la primera ronda de los mundiales relega a un segundo plano la renovada discusión por la falta de apoyo tecnológico en los arbitrajes.

“Analizamos abolir los empates en la primera fase y también las prórrogas”, dijo el presidente de la FIFA en una entrevista que publicará hoy la revista alemana Focus. “Si tras 90 minutos no hay un ganador, se irá directamente a los penales.”

El argumento del máximo responsable del fútbol mundial –que no piensa tocar la regla del offside, porque el juego perdería su “sustancia”– es tan sencillo como anclado en lo emocional: “Lo que más les importa a los equipos en la primera fase es no perder”. Por eso, dice, hay tantos “partidos aburridos” y recuerda que 14 de los primeros 48 cotejos en Sudáfrica 2010 terminaron en empate.

Blatter hizo excepciones y mencionó el 3-2 de Alemania sobre Uruguay en la lucha por el tercer puesto: “Ambos equipos querían ganar y mostraron buen fútbol”.

El suizo de 74 años, que aspira a la reelección en 2011 para seguir al frente de la FIFA hasta 2015, era una máquina de lanzar propuestas innovadoras y arriesgadas en sus primeros tiempos como presidente, cargo al que accedió en 1998.

Pero las fuertes críticas que recibió en 2004 al proponer el “gol de oro” hicieron que se replegara. Seis años más tarde, Blatter vuelve a la carga, y ve al “gol de oro” como una alternativa para aquellos partidos empatados que, si por él fuera, resolvería directamente en los penales. “Si se juega una prórroga, decide el primer gol, con lo cual los dos equipos saldrán a la ofensiva buscando la definición”, explicó.

El alemán Oliver Bierhoff, manager de la selección de su país, entró en la historia al anotar en la final de la Eurocopa 1996 el primer “gol de oro” en la historia del fútbol. El sistema dejó de aplicarse en 2002. Blatter repite una y otra vez que el fútbol vive del gol, y por eso también vio con buenos ojos la polémica Jabulani, una pelota de difícil control que torturó a jugadores y arqueros en Sudáfrica 2010.

“A los arqueros no les va a gustar mucho”, admitió Blatter antes del Mundial. Pero pese al vuelo enloquecido de la Jabulani, el mayor problema de Blatter en Sudáfrica 2010 pasó por los arbitrajes, en especial los del “domingo negro” del 27 de junio, con gruesos errores que perjudicaron a Inglaterra y México, y beneficiaron a Alemania y Argentina.

Aquel día, el prestigioso entrenador holandés Guus Hiddink le pidió a Blatter la renuncia al cargo en caso de que no diera pasos decididos hacia la introducción de la tecnología. Pedía apoyo a árbitros incapaces de ver un gol de Frank Lampard casi un metro adentro del arco de Manuel Neuer o un offside grosero de Carlos Tevez, para poner 1-0 a su vapuleado equipo y abrir el camino hacia el 3-1 final.

Bajo presión, Blatter se disculpó con ambas selecciones y admitió, un día después, que algo debía hacerse: “Sería insensato no preocuparse. Tenemos que volver a discutir ese tema”.

El “tema” se discutirá en octubre, durante la reunión de la International Board en Cardiff, pero Blatter, que cree que en el error está también el atractivo del fútbol, sigue sin mostrarse claramente a favor de un salto tecnológico en el deporte más popular del mundo.

“En cuanto tengamos una comprobación de si fue gol o no, que sea veloz y sencilla, introduciremos la tecnología de la línea de gol de inmediato”, dijo Blatter a Focus, repitiendo así lo que viene diciendo desde hace años.

El presidente de la FIFA no quiere utilizar la tecnología para comprobar faltas o posiciones fuera de juego durante los partidos: “Demasiado complicado, con eso hay que vivir”. En síntesis: (casi) nada nuevo bajo el sol.