Desde Montecarlo

Rafael Nadal agrandó aún más su leyenda sobre el polvo de ladrillo de Montecarlo al conquistar su séptimo título consecutivo en el prestigioso torneo. El mejor tenista del mundo tuvo enfrente a su compatriota David Ferrer, otro gran especialista sobre la superficie naranja, pero nadie parece capaz de desactivar la magia que fluye entre el torneo y el número uno, que se impuso 6-4, 7-5.

El español estrenó así su cuenta de trofeos en 2011 en el arranque de su parte favorita de la temporada, la gira de polvo de ladrillo que culminará en Roland Garros. Desde esta semana, el tenista de 24 años buscará su sexto trofeo en Barcelona, donde ganó cinco veces seguidas antes de renunciar a competir en 2010.

Nadal, que ha vencido a Ferrer en 12 de los 16 partidos que han disputado, se tomó la revancha de su derrota en enero en los cuartos de final del Abierto de Australia, lo que impidió que el número uno encadenara los cuatro Grand Slam seguidos.

Con su triunfo en Montecarlo, las estadísticas de Nadal siguen creciendo: suma ya 19 títulos de categoría Masters 1000 y 44 en total, de los cuales 30 son sobre polvo de ladrillo. Sólo el marplatense Guillermo Vilas (45) y el austríaco Thomas Muster (40) fueron más exitosos sobre esa superficie que el español, que iguala con su título de ayer en la tercera posición de todos los tiempos a su compatriota Manuel Orantes y al sueco Björn Borg.

La única vez que Nadal perdió en Montecarlo fue en 2003, en cuartos de final ante el santafesino Guillermo Coria. Desde entonces, Nadal ha ganado 37 partidos consecutivos en el principado.

“Ha sido una victoria muy importante para mí”, admitió un entusiasmado Nadal, al que no parecieron pesarle las más de tres horas que necesitó el sábado para derrotar en semifinales al británico Andy Murray.

Ayer corrió otras dos horas y cuarto bajo el sol del Mediterráneo para derrotar a su compatriota y amigo. “Hace unos años habría sido imposible imaginar ganar siete veces aquí. Soy una persona afortunada por haber hecho esto a los 24. Le agradezco mucho a la vida. Realmente estoy disfrutando”, aseguró.

“Yo no pienso en defender puntos de años precedentes sino sólo en jugar bien. Intento mejorar cada día, entrenar con humildad y mejorar. Por eso, ganar esta semana ha sido muy importante”, señaló.

Nadal y Ferrer se pusieron a prueba en un duro primer set de 74 minutos, en el que ambos jugadores se rompieron el servicio. Sin embargo, el número uno fue más consistente y cuando pudo consolidar una rotura de servicio, se apuntó el parcial. Desde mediados de febrero de 2005, siempre que ha ganado el primer set sobre polvo de ladrillo, Nadal acaba llevándose el partido, excepto en una ocasión, la final de 2007 en Hamburgo ante el suizo Roger Federer.

En el segundo set, Nadal tomó ventaja con un “break” en el tercer juego, pero Ferrer se rehízo para empatar 4-4. La fuerza mental del campeón, sin embargo, rindió de nuevo en el momento clave y Nadal rompió para 6-5. En el juego decisivo, Ferrer salvó el primer match point, pero no pudo con el segundo.