BOXEO › EL CAMPEON MINIMOSCA AMB NOQUEO EN EL QUINTO ROUND
› Por Daniel Guiñazú
La pulcra estirpe de la vieja escuela mendocina de boxeo apareció en escena en el quinto round. En el mismo momento en que Juan Carlos Reveco (48,900 kg) clavó un gancho de izquierda de trayectoria impecable y poder devastador al hígado de Humberto Pool (48,750 kg) y el retador mexicano se desmoronó como si una mano invisible le hubiera talado las piernas. En un Luna Park que alojó no más de 4000 espectadores, el campeón minimosca de la Asociación Mundial de Boxeo retuvo por primera vez su corona noqueando con estilo. Y ésa fue la buena noticia de la noche.
Hay que llevarlo de a poco a Reveco. Es campeón mundial con sólo 16 peleas y no es aconsejable lanzarlo ya contra los peligrosos mexicanos, japoneses, tailandeses y filipinos que dominan esta categoría y la mayoría de los pesos bajos. Por eso, su manager, Osvaldo Rivero, eligió al discreto Pool para que estrene su título y se presente por primera vez en Corrientes y Bouchard. Y la apuesta tuvo el mejor de los resultados. Haciendo una adaptación pugilística al viejo lema del fútbol, Reveco ganó, noqueó y gustó. Al público que lo despidió con un cálido aplauso, y a dos promotores importantes que lo vieron en la primera fila del ring side para incorporarlo a futuras carteleras internacionales: el francés Louis Acaries y el mexicano Ricardo Maldonado, también manejador de su compatriota.
Pablo Chacón, su técnico junto con Ricardo Bracamonte, y quien lo rescató de los viñedos mendocinos cuando algunos malos resultados en el amateurismo lo habían convencido de abandonar la actividad, armó a Reveco a imagen y semejanza de lo que él mismo fue como boxeador. Como él, maneja con plasticidad la izquierda en jab y en directo a los planos altos. Como él, tiene la cintura flexible y las piernas ágiles. Y como él también, mete con profundidad y rigor los ganchos al cuerpo. En el tercer asalto, empezó a hacérselos sentir a Pool, que respondió cambiando su guardia, de diestro a zurdo, para sorprender al mendocino con sus partidas de derecha. Cuando, en la quinta vuelta, Reveco afinó la puntería, se acabó la pelea. Si no hubiera sufrido un nuevo corte debajo de la ceja izquierda, la noche habría sido perfecta para el campeón, que se practicará en la zona una cirugía plástica para evitar nuevas heridas.
Reveco quiere hacer otra defensa antes de fin de año. Y ambiciona, más temprano que tarde, unificar su título frente al puertorriqueño Iván Calderón, el campeón de la OMB, o ante el mexicano Edgar Sosa, el monarca del Consejo. Es lógico que apunte alto y que no se conforme con las peleas de ocasión. Tiene calidad y condiciones. Pero es preciso ser prudente con él: todavía está tierno y sería un error volver a apurarlo. En el tiempo del aprendizaje, ya lo hicieron recibirse de campeón.
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