Ya está, no hay más dudas. Ayer por la mañana, un llamado telefónico de Lou Di Bella, el agente internacional que maneja la campaña de Sergio “Maravilla” Martínez, al uruguayo Samson Lewkowicz, consejero del campeón argentino, despejó las incógnitas. El 15 de septiembre en el MGM Grand Hotel de Las Vegas, finalmente se verán las caras el mexicano Julio César Chávez y Martínez en pelea unificatoria del título de los medianos del Consejo Mundial.

Sólo restaba una formalidad pugilística. Que Chávez derrotara al irlandés Andy Lee el domingo por la madrugada en el Sun Bowl de El Paso (Texas). Y como Chávez consiguió la victoria por nocaut técnico a los 2 minutos y 21 segundos del 7º round, todo quedó servido para una de las trompadas más esperadas del boxeo internacional de los últimos tiempos. Seguramente, la que mayor expectativa popular habrá de despertar en mucho tiempo en la Argentina.

¿Puede ganarle Martínez a Chávez? ¿O el hijo de la leyenda azteca se convertirá en la horma del zapato de Maravilla? A tres meses exactos del combate, el argentino a priori aparece como favorito. Por talento, por estrategia y por motivación. Jamás en su campaña invicta de 46 triunfos (32 antes del límite) y un empate, el azteca tuvo enfrente a un boxeador de la calidad de Martínez. En cambio, Maravilla ha enfrentado a varios peleadores intensos y sostenidos del estilo de Chávez.

No le sobran al mexicano talento ni rapidez. Pero es fuerte, áspero y poderoso en el manejo de los ganchos al cuerpo y a la cabeza. Con esas manos y con una presión constante en el cuerpo a cuerpo, quebró al irlandés Lee hasta sacarlo de la pelea en el 7º round. Pero con Martínez será otra la historia. Maravilla no se dejará arrinconar contra las sogas como se dejó Lee y le dará mayor actividad a su izquierda en jab y directo para mantenerlo de la media distancia afuera donde el boxeo de Chávez no luce tanto ni resulta tan eficaz.

Hay quienes creen que la participación de Martínez en ShowMatch al lado de Marcelo Tinelli lo desenfocará de la preparación y lo llevará a recorrer tentaciones poco recomendables. Pero conociéndolo a Maravilla, eso no parece probable. Su profesionalismo está fuera de discusión. Y ahora que es un hecho la pelea más deseada de su vida, extremará los cuidados. Antes de la gran noche del 15 de septiembre en Las Vegas, habrá once semanas de dura rutina en Oxnard, la ciudad californiana que eligió para vivir y poner a punto su estupenda maquinaria de combate.