BOXEO › BOXEO LA ACTIVIDAD TUVO UN AñO PARA EL OLVIDO Y NO APARECEN FIGURAS PARA EL FUTURO
El balance de esta temporada se cierra de manera negativa y lo más preocupante es que no hay grandes proyecciones. Apenas quedan Cuellar, Reveco y Víctor “Tyson” Ramírez para tratar de no desaparecer del mapa mundial.
› Por Daniel Guiñazú
El boxeo argentino cierra un ejercicio deficitario. El rojo de 2015 es profundo y no sólo por los pobres resultados alcanzados en el plano internacional. La actividad nacional pocas veces pudo escapar del vuelo bajo de la mayoría de las programaciones y de cara al futuro inmediato y mediato, cuesta encontrar figuras que permitan darle alas al optimismo.
Acaso sea esto mucho más importante que aquello. Los triunfos y las derrotas van y vienen y en todo caso, no reflejan la salud real de la actividad. El pugilismo nacional no estaba mucho mejor hace dos años cuando todavía Maravilla Martínez se mantenía en pie entre los medianos, Marcos Maidana y Lucas Matthysse eran protagonistas de las grandes carteleras en Las Vegas, Omar Narváez y Juan Carlos Reveco mandaban en los pesos chicos y Jesús Cuellar empezaba su recorrido exitoso por los Estados Unidos. A nivel local, todo funcionaba más o menos como ahora, bastante mal. Pero los éxitos internacionales funcionaban como grandes impostores, tapaban todo.
Ahora que Maravilla ya no está, Matthysse perdió ante el ucraniano Viktor Postol quizá su último boleto rumbo al futuro, Maidana mentalmente está retirado, Narváez a los 40 años es más una postal del ayer que una esperanza del mañana, Cuenca patinó feo en Rusia frente a Edward Troyanowsky y sólo quedan Cuellar, Reveco y Víctor “Tyson” Ramírez para que el boxeo nacional no se caiga definitivamente del mapa mundial, las carencias de cada semana a nivel interno se hicieron mucho más visibles. Tal vez también porque hubo demasiadas pantallas (la TV Pública, TyC Sports y DirectTV Sports) para mostrar todo lo que estaba en falta.
Ni siquiera alcanzan los éxitos de Jesús Cuellar para maquillar un balance preocupante. El zurdo del barrio Santa Paula de José C. Paz derrotó por nocaut técnico en el 8 asalto a Vic Darchinyan (6 de junio en Carson, California), el sábado pasado en Brooklyn (Nueva York), batió por puntos al puertorriqueño Jontahan Oquendo y esas dos retenciones de su título de los plumas de la Asociación, le bastaron para volver a ser el boxeador del año o al menos, el de mayor proyección internacional. Quizás Reveco se sume a la lista si el próximo 31 de diciembre derrota en Osaka al japonés Kazuto Ioka, quien el 22 de abril le birló la corona mosca de la Asociación en un fallo reprobable. Pero por detrás de ellos, es poco lo que se asoma.
Tampoco se puede confiar en el Tyson Ramírez. El protegido de Daniel Scioli ilusionó cuando el 10 de abril en Villa La Ñata y en la mejor labor de su carrera, batió por puntos al nigeriano Ola Afolabi y logró el interinato crucero de la Federación. Pero el 2 de octubre apenas si le rasguñó un empate en el mismo escenario al jamaiquino Ovill Mc Kenzie, un retador de ocasión al que hubo que improvisar por la defección del campeón regular de la categoría, el cubano radicado en Alemania Yoan Pablo Hernández. Ramírez no transmite la sensación de ser un campeón sólido. Por eso, subsisten las dudas respecto de su vigencia en el mediano plazo.
En otros tiempos más fecundos, a las circunstanciales vacas flacas del presente las engordaban las promesas del profesionalismo y del amateurismo. Pero eso por el momento no sucede. El manager Sebastián Contursi, avalado por los éxitos de Maidana y Cuellar, pasó su aspiradora por los gimnasios y se llevó a los hermanos Brian y Alan Castaño y a Fabián Maidana (el hermano menor de Marcos) a hacer campaña y a cobrar en dólares en los Estados Unidos. Y ante la falta de nuevos y buenos valores, los promotores de la televisión (Osvaldo Rivero, Mario Margossian, Mario Arano y Carolina Duer) han tenido este año que inventar fondistas para sostener sus carteleras: aquellos que con 10 peleas, antes sólo llegaban a ser preliminaristas o semifondistas, ahora son grandes atracciones y hasta combaten por títulos argentinos o sudamericanos sin haberlo hecho nunca a 10 asaltos.
Por su parte, Alberto Melián, Yamil Peralta, Fernando Martínez y Alberto Palmetta, algunos de los mejores aficionados argentinos de los últimos años, se han mantenido en un limbo reglamentario peleando tanto para la AIBA (la Asociación Internacional de Boxeo Amateur) como para sus competencias profesionales: la World Series of Boxing (donde la franquicia nacional, Los Cóndores, ha enhebrado derrotas en continuado) y la AIBA Pro Boxing.
En otro contexto, ellos podrían corporizar el recambio tan necesario para oxigenar la actividad. Pero como han preferido pelear al amparo de ese sello con la idea de llegar a los Juegos Olímpicos de Río de 2016 (ninguno todavía lo ha conseguido), habrá que esperar al menos medio año más para saber si alguno de ellos puede robustecer a un boxeo argentino que en 2015, nunca vio una luz en el fondo del túnel.
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