BASQUETBOL › LEANDRO PALLADINO TUVO SU PARTIDO HOMENAJE EN CONCEPCIóN DEL URUGUAY
Integrante de la “Generación dorada”, el alero se despidió del deporte cansado de las lesiones, pero rodeado de sus amigos.
El ex jugador de la Selección Argentina de básquetbol Leandro Palladino, quien hace un par de meses se retiró de la práctica deportiva, tuvo en la noche del sábado su partido de despedida en el estadio “Julio Pacagnella” del club Tomás de Rocamora de Concepción del Uruguay. Para la ocasión se disputó un encuentro en el que el combinado “Rojo” superó 92-79 al “Blanco”.
El equipo “Rojo”, que fue dirigido por Julio Lamas, Gustavo Mirasbet y Mario González, estuvo conformado por Luis Scola, Carlos Delfino, Marcelo y Mario Milanesio, Diego Osella, Héctor Campana, Raymundo Legaria, Luis Villar, Leopoldo Ruiz Moreno, Martín Budding, Cristian Romero y sus amigos Luján Caire y Aldo González. Mientras que el “Blanco”, conducido por Rubén Magnano, Medardo Ligorria y Martín Anden, lo integraron Andrés Nocioni, Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, Leonardo Gutiérrez, Raúl Merlo, Andrés Pelussi, Bruno Lábaque, Gabriel Fernández, Juan Pablo Figueroa, Fernando Malara y sus amigos Martín Franzolini, Carlos Pérez y Marcelo Respeaud.
El alero, subcampeón del mundo en 2002 con la Selección en Indianápolis, jugó un tiempo para cada equipo, y el encuentro fue interrumpido varias veces por la entrega de premios y de plaquetas (gobierno de Entre Ríos, Municipalidad de Concepción del Uruguay, Federación Entrerriana, entre otras) más el show de la mascota Rosco de la Asociación de Jugadores.
“No fue mi intención inicial, pero vi que era justo cerrar un ciclo”, señaló Palladino para explicar su retiro. “No soporto más el sacrificio de jugar con lesiones”, remarcó el entrerriano, de 33 años. En su larga trayectoria jugó 570 partidos, logrando dos títulos de Liga Nacional con Atenas y Boca Juniors. Además, el entrerriano integró diferentes selecciones nacionales a nivel formativo y conformó el plantel mayor entre los años 1999 y 2003. Siempre le fueron reconocidas sus dotes personales y terminó rodeado de amigos, un lujo que cada vez parece más difícil y que quizás fue su mejor premio. En la despedida no faltó su familia y lo disfrutó a pleno.
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