En su torneo preferido, una actuación consagratoria. En el que probablemente haya sido el mejor partido de su carrera hasta el momento, Juan Martín Del Potro se clasificó para la final del US Open al derrotar con una contundencia llamativa 6-2, 6-2, 6-2 al español Rafael Nadal, que pese a su esfuerzo nunca pudo neutralizar la potencia del argentino. El tandilense buscará hoy su primer título de Grand Slam cuando a partir de las 17 se enfrente con el suizo Roger Federer (televisa ESPN), que en la otra semifinal se impuso 7-6, 7-5, 7-5 al serbio Novak Djokovic.

“Es algo emocionante. Estoy muy feliz porque estoy muy cerca de cumplir mi sueño y llevarme este torneo, que es el que más me gusta. Creo que es el mejor momento de mi vida”, resumió Del Potro ni bien terminó el partido, que se extendió por dos horas y veinte minutos. Con esta victoria, Del Potro se transformó en el segundo argentino en llegar a la definición del Abierto de Estados Unidos, luego de que Guillermo Vilas obtuviera este certamen en 1977.

El resultado por sí solo puede denotar dos sentencias, que no son ciertas: el encuentro no fue tan fácil como indica el marcador, ni Nadal tuvo un juego tan errático como para justificar que la de ayer haya sido la derrota más abultada de su carrera en un Grand Slam. Por el contrario, para entender el resultado hay que valorar el partido que jugó Del Potro, muy cerca de la perfección. “Creo que éste es uno de los mejores partidos que jugué. Estuve diez puntos”, aseguró Del Potro, que accedió a la final en su tercera participación en el torneo, donde el año pasado quedó eliminado en cuartos de final luego de perder en cuatro sets ante el escocés Andy Murray.

Del Potro dominó el partido de principio a fin. Con mucha inteligencia, apostó por una alta eficacia en el servicio, que si bien determinó que sumara poco aces –apenas seis–, le sirvió para asumir la iniciativa de los puntos. Y con esa estrategia dejó expuesto al español, que nunca pudo contrarrestar la potencia del argentino. Igual, con su espíritu de lucha obligó al nuevo número cinco del mundo a no tomarse ningún respiro. “Me mantuve enfocado ante Rafa, que es uno de los jugadores más fuertes del mundo”, explicó Delpo, que tuvo movilidad, lastimó con su derecha y con su revés cruzado, y que también se mostró sólido cuando subió a la red.

Otra de las virtudes del ganador estuvo en aprovechar sus ocasiones y en saber contrarrestar las del oponente. Por más que los seis rompimientos que consiguió en 16 oportunidades no marcan un porcentaje tan alto, lo importante para el argentino es que terminó quebrando en seis de los siete games en los que dispuso de posibilidades. Por el contrario, Nadal no logró capitalizar ninguno de los cinco break points que generó. En el 1-1 del primer set, Nadal tuvo su primera chance de quiebre sobre el saque del tandilense, que pudo sostenerlo. E inmediatamente después, en el game siguiente, el argentino logró la primera ventaja importante al colocarse 3-1. Luego cerró el set con otro quiebre, para demostrar su autoridad.

La siguiente situación clave de juego se dio en el sexto y el séptimo games del segundo set. Nadal sacaba 1-4 y Del Potro no consiguió consumar otro quiebre, pese a que dispuso de cuatro chances. Fue cuando el español amagó con volver a ponerse en el partido, pero tampoco pudo aprovechar las dos ocasiones con las que contó. Superada la situación crítica, Del Potro cerró el parcial, otra vez sobre el servicio del ahora número dos del mundo. Para no dejar dudas, el quinto quiebre sobre el saque de Nadal llegó en el arranque del tercer set. Y como en los dos anteriores, lo cerró sobre el saque del español, para concretar su tercera victoria consecutiva sobre el ex número uno y achicar a 4-3 el historial entre ambos. Hoy ante Federer buscará otro partido de diez puntos para ganarle por primera vez y meterse definitivamente en la historia.