Después de dos presentaciones con más apariencias que concreciones, este nuevo River conducido por Manuel Pellegrini continúa en la búsqueda de su propia identidad. Mientras el técnico chileno intenta afirmar su esquema, el equipo todavía no logra afianzar las bases en el terreno de juego. El fin de semana anterior, River alcanzó su primera victoria en Liniers, ante Vélez pero, sin embargo, no desplegó un juego para el elogio. En la tarde de ayer, ante Colón, sucedió algo similar, debido a que el conjunto de Núñez dio la sensación de que sumó tres puntos más exhibiendo muy poco. Y así, el oficio por ser el actual campeón comenzó a ocupar el papel principal en este torneo Apertura.
Uno de los centros de atracción en el estadio Monumental fue el debut en este torneo de Andrés D’Alessandro (ver aparte), pero River tampoco pudo plasmar en la cancha esa supuesta superioridad de nombres rutilantes. Más allá de que el arquero de Colón, Joaquín Irigoytía, fue una de las figuras del encuentro, y de que River jugó más de un tiempo con diez hombres por la expulsión de Guillermo Pereyra, el equipo local no pudo ejercer el mando que mostró en muchos pasajes del certamen anterior.
De todas maneras, River persigue de cerca al líder Central, y también se perfila como uno de los protagonistas que intentará defender su corona hasta el final.
En el comienzo del partido ante los santafesinos, River buscó tomar la iniciativa rápidamente, y se paró con una actitud agresiva. La línea defensiva se instaló en la mitad de la cancha, y desde allí se iniciaban todos los intentos en ataque. Con esa postura, River visitó el área de Irigoytía con mucha frecuencia: primero Domínguez probó de media vuelta y el arquero estaba bien ubicado. Luego, Zapata remató de aire y la pelota salió al lado del palo. A los 13 minutos, el juvenil López definió cruzado, y se fue por muy poco. Dos minutos más tarde, D’Alessandro apareció por izquierda y respondió Irigoytía.
A esa altura, el arquero campeón mundial Sub-20 en Qatar se iba transformando en un protagonista fundamental del partido. Y siguió su repertorio. Irigoytía le tapó un cabezazo a Ayala, y también detuvo otro disparo de D’Alessandro. Cuando parecía que no habría manera de vencer al arquero, López marcó el único tanto con una definición de derecha, cruzada, luego de una gran habilitación de Zapata. Eso sucedió dos minutos después de que River se quedara con un jugador menos.
Todo lo bueno de River en la primera parte se fue deshilachando en el segundo tiempo. Demichelis se ubicó en el medio para ocupar el lugar de Pereyra, y River volvió a defender con tres hombres. En ese instante, Comizzo le detuvo un fuerte remate a Delgado; y después mostró dudas cuando dio rebote en algunos centros. Pero el ingreso de Astrada por López hizo que River definitivamente se replegara en su campo, le ofreció a Colón la iniciativa, y apostó todo a los contraataques.
Pero como el equipo visitante estuvo muy impreciso en los últimos metros, River continuó generando situaciones para aumentar el resultado. Aunque Irigoytía mantenía su nivel: primero le ganó un mano a mano a Zapata, después otro a Coudet, uno más a Domínguez, y el último a Cuevas. En el medio, Zapata estrelló un cabezazo en el travesaño.
Ahora los interrogantes estarán centrados en saber por cuánto tiempo River puede sostener su candidatura con esta inestabilidad. El trayecto es largo, pero lo recorrido hasta aquí no entrega margen para desparramar optimismo.