Los Juegos Odesur 2006 nos dejan una serie de reflexiones, certezas e interrogantes. Entre las certezas, la necesidad de proseguir incrementando la ayuda, pero también las exigencias técnicas y organizativas de varios deportes individuales fundamentales: atletismo, natación y remo, entre otros. También la certeza de que la ecuación inversión-resultados deportivos es, en nuestro país, la mejor del continente, sin dudas: Venezuela tiene un presupuesto para deporte 15 veces mayor y Brasil 10 veces mayor, lo que en función de la gran actuación de la Argentina en el medallero nos exime de mayores comentarios. Fue la absoluta falta de estrategia de los responsables de las pesas al permitir que ese deporte repartiera 135 medallas, cuando en los Juegos Olímpicos sólo se admiten 45 preseas, lo que favoreció a Colombia y Venezuela y perjudicó a nuestro país.

A las grandes actuaciones individuales en canotaje de Fernanda Lauro y en natación de Georgina Bardach se sucedieron otras impactantes individualidades como Germán Charaviglio, la gran cosecha del tiro y la natación, y la confirmación de nuestra supremacía en hándbol y hockey.

Estos Juegos son también un llamado a la reflexión para aquellas disciplinas que, sin alcanzar niveles sudamericanos en la competencia, solicitan del Estado costosas giras a Europa y Asia.

El interrogante final es difícil de responder: ¿cómo llegaremos a Beijing 2008 y a Londres 2012? Aquí, nuestra sempiterna falta de continuidad en las planificaciones nos puede jugar en contra. Tenemos grandes deportistas y entrenadores en muchos deportes; en otros, lamentablemente hay que barajar y dar de nuevo, instalando en ellos la necesidad de un deporte previsible y con aportes científico-técnicos. En todos, y en la política deportiva nacional, la imperiosa necesidad de la continuidad alrededor de planes y objetivos viables.

* Director Nacional de Deportes.