EL 3-3 DE BOCA Y TIGRE ATRAVESó POR TODA CLASE DE SENSACIONES
El empate fue técnicamente discreto, pero emocionalmente intenso. Stracqualursi metió tres goles, dos de cabeza y uno de penal. Colazo, Riquelme (el mejor de su equipo) y Clemente Rodríguez marcaron los de Boca.
› Por Juan José Panno
Eparquio Delgado es de las Islas Canarias. Psicólogo, cantautor, militante de Izquierda Unida. Está de paseo por estas tierras. Es amigo de Walter Saavedra, el relator de Mitre. El sábado a la noche contó que en sus pocos días de estadía en Buenos Aires había vivido sensaciones muy intensas: le robaron, lo invitaron a comer “la mejor carne del mundo”, lo mimaron, lo maravillaron con la oferta cultural y con una librería como El Ateneo, donde antes funcionó el cine Grand Splendid. El domingo fue a la cancha, pero le bajaron las expectativas con la hinchada de Boca. Se le explicó que, como Boca viene mal, no iba a haber mucha gente y que se esperaba una reacción indiferente del público. “Vosotros estáis locos, seguro que va a pasar de todo, porque aquí siempre ocurren muchas cosas”, pronosticó. Tenía razón.
Y por eso vivió los 90 minutos a tope, mientras giraba el mundo de sensaciones xeneizes.
Sorpresa. Por la formación decidida por el DT. Monzón afuera por llegar tarde a un par de entrenamientos (¿no será mucho, míster?); línea de tres con dos pibes: Sauro y Ruiz, además de Caruzzo; Colazo a último momento en lugar de Chávez.
Desazón. Por lo mal que marcaba el equipo desde el comienzo, por la facilidad con la que Tigre manejaba la pelota, por el desorden de los volantes, por lo poco que aportaba Mouche, por las manos frágiles de Lucchetti, por el peligro que implicaba cada pelotazo que caía en el área.
Bronca. Por el primero de Stracqualursi, que cabeceó solo un centro que llegó desde la derecha.
Admiración. Por el aporte de Riquelme, con un tiro de media distancia en el travesaño y otro que salvó muy bien Islas.
Más bronca. Por el segundo de Stracqualursi, que cabeceó solo un centro que esta vez había llegado desde la izquierda.
Esperanza. Por el gol de Colazo, cuando se iba de largo el primer tiempo y ya ensayaban un concierto de silbidos.
Locura. Por el empate que concretó Riquelme (el mejor jugador del equipo ayer y cada vez que jugó en este campeonato) antes del final del primer tiempo. Buena combinación con Mouche y Clemente, y exacta definición.
El colorido y los latidos de la Bombonera parecían una escenografía montada especialmente para deslumbrar al amigo Eparquio.
Frustración. Porque en el arranque del segundo tiempo, Tigre empezó a hacer circular la pelota con Cachete Morales y fue como un cachetazo que dejó medio mareados a los defensores boquenses. Tanto fue así que Ruiz cometió un inocente penal a Stracqualursi y el mismo delantero lo transformó en gol.
Alivio. Porque la sexta derrota en el campeonato parecía sellada, pero Clemente Rodríguez clavó un bombazo de derecha y fue 3-3.
Nuevas ilusiones se abrieron en el final y hubo una jugada de pelota rebotada en el área visitante que pudo terminar en la red, lo que hubiese sido muy injusto para Tigre y lo que hubiera desatado un delirio con forma de cereza del postre para el amigo Eparquio...
Estadio: Boca.
Arbitro: Juan Pablo Pompei.
Goles: 21m, 35m y 69m, Stracqualursi (T), el último de penal; 43m, Colazo (B); 45m, Riquelme (B); 77m, C. Rodríguez (B).
Cambios: 58m, Viatri (5) por Palermo (B); 61m, Chávez (5) por Colazo (B); 78m, Botta por Morales (T); 83m, Castaño por Martínez (T).
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