FúTBOL › LA ROTACION EN RIVER PRIVILEGIA LAS INFERIORES
› Por Ariel Greco
Para consumar el objetivo de lograr el doblete en la Copa Libertadores y en el Clausura, Daniel Passarella apuesta por la rotación. Pero, dentro de ese contexto, la elección del entrenador tiene una clara preponderancia en la presencia de los juveniles del club por encima de varios experimentados, que a pesar de los dos torneos no tienen demasiada cabida en los planes del técnico.
Para jugar ante Olimpo, Passarella colocó en cancha a cinco juveniles como y postergó a varios jugadores probados. El entrenador les dio confianza a Carrizo, Augusto Fernández, René Lima, Abán y Gonzalo Higuaín en detrimento de Juan Carlos Olave, Pusineri, San Martín u Oberman. Y la apuesta le terminó saliendo bien.
Sin dudas, la actuación más relevante de los pibes pasó por Higuaín. El delantero no entró mucho en juego, pero sus apariciones fueron determinantes para el resultado. Cuando River todavía no podía marcar diferencias notorias, el jugador nacido en Francia consiguió el tanto de la apertura con un ingreso sorpresivo por el segundo palo. Tras un corner peinado por Gerlo, Higuaín entró sin marcas y sometió a Roa con un zurdazo violento pegado al primer poste. Un rato más tarde consolidó la victoria con un cabezazo de pique tras un centro desde la izquierda de Zapata. E incluso pudo concretar su hat trick con un toque de derecha tras una habilitación de Pusineri, pero Roa desvió el remate al corner.
Su compañero de fórmula fue Abán, que no estuvo tan fino en la definición, pese a que se movió bien por el frente de ataque. Sus mejores chances se dieron en el inicio de cada tiempo. En la primera etapa remató alto ante la salida de Roa; en la segunda intentó eludir al arquero, que se recuperó y le sacó el remate al corner.
Por un fuerte estado gripal, Germán Lux no pudo estar presente y fue reemplazado por Carrizo, que cumplió una actuación correcta, más allá de que no fue muy exigido. Tras una salida con dudas en el arranque, luego se consolidó y controló dos remates lejanos sin dar rebote.
En la mitad de la cancha estuvo la prueba más fuerte de la apuesta de Passarella por los chicos. Si bien tenía a Pusineri y a San Martín, el técnico los dejó en el banco y les dio la chance a Augusto Fernández y a Lima. El volante derecho no tuvo una buena tarde, ya que no pesó demasiado y debió abandonar la cancha por una dolencia. A Lima le costó afirmarse en los primeros minutos, cuando Benítez generaba inconvenientes a sus espaldas. Incluso se ganó una amarilla por una fuerte infracción al mediocampista bahiense. Pero con el ingreso de Santana, que lo ayudó más, y la ventaja de River, ya no tuvo problemas y completó un partido correcto.
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