Zinedine Bastía

Fue a buscar arriba, anticipó, adelantó la pelota, esperó el pique y como Carrizo abandonó el arco, se la puso de emboquillada. Tercero de Racing, un golazo de Bastía para ponerle broche a su actuación. Se deglutió a Gallardo cada vez que lo enfrentó mano a mano y, si bien careció de precisión en los pases, tuvo algunos destellos interesantes en el segundo tiempo.

El violín de Sixto

Afinadísimo sonó Sixto Peralta en el clásico. Por primera vez en el campeonato el DT lo puso como titular y el jugador respondió erigiéndose en la figura de la cancha. Le puso claridad al juego en el medio cuando todo era turbulencia y dio pases punzantes, como el del rápido contraataque del primer gol. Terminó agotado y muy golpeado.

Campagnuolo, agrandado

Campagnuolo volvió a atajar fenómeno, como en aquellos buenos tiempos racinguistas, en el título del 2001. No había andado muy bien en la temporada anterior, pero se viene destacando en ésta. Ante River salvó por lo menos tres mano a mano que pudieron cambiar el curso de la historia. En el gol de Ortega salió a buscar el centro de Mareque; no contaba con el anticipo del Burrito.

Bergessio corazón

Corre, mete, va al frente, gambetea solo contra el mundo si es necesario, no da ninguna pelota por perdida y por eso termina cansadísimo. Definió muy bien en el primer gol y tuvo una participación activa en los otros dos. Bergessio –que venía de Instituto y que también había jugado en Platense– recibió una ovación de los hinchas de Racing en el epílogo. Se lo merecía.