Son demasiadas las instituciones que recibirán monedas, ya que están endeudadas con la asociación, con ex jugadores o con sus actuales planteles. Ya pasó en el 2001, cuando los dirigentes no vieron un peso. Los documentos por 10 millones correspondientes a la televisación del quinto partido codificado se convirtieron en una parte de la garantía para respaldar un fideicomiso en el Banco Credicoop. Y les permitieron a los clubes acabar con la última huelga de Futbolistas Agremiados por deudas que mantenían con muchos de sus profesionales.

Queda en evidencia entonces que el aumento del 37,66 por ciento pasará de largo por las empobrecidas tesorerías. La TV apenas financia el déficit del fútbol en un círculo vicioso del que la mayoría de los clubes no pueden salir.