No firmó la cámara de la transmisión. Tampoco saludó al público con los brazos en alto y su habitual sonrisa. Esta vez la historia fue bien diferente. Tuvieron que pasar 207 días para que el suizo Roger Federer volviera a perder un partido. La última vez en sufrir un traspié fue el 15 de agosto de 2006 ante el escocés Andy Murray en la segunda ronda del Masters Series de Cincinnati.

El cuadro no parecía traerle a Federer mayores inconvenientes. El australiano Lleyton Hewitt y el español Carlos Moyá (el próximo rival de Cañas) aparecían como las principales amenazas. Incluso, su auspicioso presente (venía de ganar Dubai) y su invicto en la presente temporada (12-0) auguraban un cómodo recorrido por el cuadro. El responsable de parar su camino arrollador fue Cañas, que había quedado eliminado en la qualy e ingresó en el cuadro principal como lucky-loser. De esta manera, el suizo deberá esperar, al menos, unos meses más para intentar superar la racha de Vilas.

Después de la derrota con Murray, el número uno del mundo ganó en 2006 el Abierto de los Estados Unidos, dos partidos de Copa Davis en la serie ante Serbia (superó a Novak Djokovic y Janko Tipsarevic), Tokio, el Masters de Madrid y el Masters, donde venció al estadounidense James Blake. Este año la racha se extendió por el Abierto de Australia y Dubai para llegar a 41 triunfos. La sorpresiva derrota llegó en segunda ronda de Indian Wells, certamen en donde se coronó en los últimos tres años. Pese a la caída, Federer apenas sumó el segundo traspié en sus últimos 60 compromisos, una muestra más de su clara superioridad en el circuito.