Si el campeonato 2008 de Turismo Carretera no hubiera sufrido la variante que experimentó algunas carreras atrás, cuando se dictaminó una inesperada manera de decidir al campeón, Juan Manuel Silva tendría –a dos carreras del final– una ventaja de 34 puntos cuando hay 52 en juego. En condiciones normales, el chaqueño estaría saboreando la casi inexorable coronación. Pero el TC tiene estas cosas: en la pelea que ahora importa, la de la Copa de Oro, Silva languidece en la cuarta posición, después de un descorazonador décimo puesto final en Paraná. “El auto anduvo bien, parecido al rendimiento que tuvo todo el año –explicó–. Lo que sucede es que antes teníamos regularidad y últimamente no. La Copa de Oro se complicó desde un principio, nunca mi auto tuvo el potencial para ganarla”, admitió el chaqueño, campeón de TC en 2005. “Lo máximo que tuvimos fue la regularidad y que los rivales estaban muy mal parados; después se enderezaron y todo cambió, si no, no podría estar nunca adonde llegué. No estoy amargado, es lo que tengo. No va a haber dos campeones: uno moral y otro de la Copa de Oro. Habrá un solo campeón y nada más.”