Los problemas futbolísticos de River continuaron en Sarandí, donde el equipo volvió a defraudar con otra actuación deslucida. La intención de juntar a Ortega, Buonanotte, Mauro Díaz y Villalva no le dio resultado, porque los habilidosos no pudieron construir juego en ataque con claridad. Para colmo, los desajustes defensivos volvieron a aparecer desde el inicio debido a que, antes de jugarse un minuto, Arsenal tuvo su primera aproximación de riesgo y el tiro de Jara fue controlado por Navarro.

Pero, en su segunda llegada profunda, Arsenal consiguió la ventaja con un penal por falta sobre Medina que fue ejecutado por Cristian Alvarez. El local complicaba a partir del despliegue de los volantes, que prevalecían ante el solitario Almeyda. Y como Arsenal seguía buscando, Matellán estuvo cerca de aumentar la diferencia, pero cuando cabeceó, sin marca en la puerta del área chica, lo hizo sin dirección. Más tarde, Yacuzzi remató un tiro libre y la pelota se fue apenas arriba del travesaño.

River carecía de ideas para realizar jugadas combinadas, y recién se acercó en el final del primer tiempo con un tiro libre de Abelairas, pero encontró bien ubicado a Campestrini.

La postura de River cambió en el segundo tiempo: el equipo se adelantó en el campo, y con la movilidad de Ortega comenzó a complicar a su adversario. De todas maneras, las jugadas se diluían cuando se acercaban al área y nadie podía superar a la última línea de Arsenal. Buonanotte fue el único que realizó un tiro al arco con criterio en ese período, pero Campestrini pudo atrapar la pelota.

A esa altura, la impotencia de todo el equipo era enorme y nadie sabía cómo hacer para tratar de revertir la historia.