FúTBOL › TEORíAS SOBRE LO SUCEDIDO
› Por Gustavo Veiga
Carlos Del Frade es un respetado periodista rosarino que suele hablar de “la cancha grande de la historia” para poner los hechos que describe en sus artículos en un contexto adecuado. La experiencia del partido entre Argentina y Brasil del 5 de septiembre lo llevó a pensar que “existió una zona liberada de la Municipalidad de Rosario, como cotidianamente se da entre Rosario Central y Newell’s”. El colega es autor de Ciudad goleada, dos tomos en los que se refiere a historias sobre el lavado de dinero y el poder en torno del fútbol de su ciudad.
Su análisis de lo ocurrido en el clásico de las Eliminatorias mundialistas sostiene que “siempre hay un acuerdo entre las barras bravas y la policía, del que no son ajenos el gremio de UTEDyC y los dirigentes. En este caso, la responsabilidad de la AFA pasa por determinar la falsificación de las entradas y quién las entregó”.
Para Del Frade, episodios semejantes se repiten, al menos, desde hace quince años. Y posa su mirada en un personaje que juzga clave: Ricardo Milicic, un ex comisario que es el actual secretario general de Rosario Central. Alguien que no disimula sus aspiraciones de suceder en el futuro al Vasco Horacio Usandizaga, el actual presidente y ex intendente radical de la ciudad. El “Sapo”, como le dicen, participó en la represión de 2001 cuando aún estaba en actividad y recibió una acusación muy dura de un miembro del sindicato policial, Apropol de Rosario, que flaco favor le hizo a su carrera como uniformado.
“Sobre el comisario general Milicic, actual jefe de la policía de la provincia, debo decir, según mi información, que es un habitual consumidor de cocaína, lo cual, más allá de la situación de la intimidad de las personas, que no es mi deseo vulnerar, proyecta en forma concreta situaciones adversas para terceros”, expresó el oficial Alberto Martínez, número de legajo 493.813, cuando lo denunció en febrero de 2003 ante la Unidad Especial de Asuntos Internos de la policía santafesina. “Consideramos que un enfermo de estas características no puede comandar una fuerza policial de 15 mil hombres y tener bajo su responsabilidad la seguridad pública de toda la provincia”, completó su juicio lapidario.
Milicic, apenas llegó al club como directivo, enfrentó al sector de la barra liderado por Pillín Bracamonte. Hoy, en cambio, ya se habla de que habría connivencia entre los dos. Esta semana hay una asamblea en el club y al jefe de la barra lo convocaron para que sume voluntades con el objetivo de ganarla. ¿Habrá sido el ex comisario?
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