El River que el sábado por la noche perdió ante Boca en Mar del Plata se parece demasiado al que Juan José López pondrá ante Tigre en Victoria en el comienzo del torneo Clausura. De los once que fueron titulares en el primer superclásico del año, seguramente no estarán el peruano Josepmir Ballón y el chiquilín Manuel Lanzini, porque Walter Acevedo y Diego Buonanotte o Rogelio Funes Mori jugarán en su lugar.

Por eso, porque contra Boca estuvieron todos los que tienen que estar, por estas horas los ánimos volvieron a teñirse de preocupación en el ambiente millonario. Y no sólo por la derrota ante el rival de toda la vida. River insinuó más fútbol que el que terminó concretando en los pies de Erik Lamela y de Lanzini, y llegó lo suficiente como para erigir a Javier García en una de las figuras de la noche marplatense. Pero, aun así, el saldo le cerró en rojo. Maidana, Ferrero y Román no le otorgaron solidez a la defensa, Ferrari y Pereyra no aportaron soluciones por los costados y, adelante, Mariano Pavone tuvo que tirar los centros y cabecear de tan solo que lo dejaron.

Impotencia fue una de las palabras más pronunciadas ayer en el mundo de River. Se vio un equipo que siempre y en todas las variables del juego pareció un paso por detrás de Boca. Y eso repuso los viejos fantasmas que se creían espantados tras la ida de Angel Cappa y el arribo de López con su pragmatismo a cuestas. No bastó haber resignado fútbol para ganar solidez y puntos. El fútbol parece depender de dos chicos tiernos de menos de 20 años. Y la solidez que le permitió ganar 10 de los últimos 15 puntos que disputó en el torneo Apertura parece cuestión del pasado.

Acaso el regreso de Buonanotte o de Funes Mori para jugar más cerca de Pavone le sume potencia a un equipo que no puede permitirse descuidos. Si River arrancara el Clausura con mal paso y Gimnasia –con Cappa y el Mellizo Guillermo Barros Schelotto– empezara a recuperar el terreno perdido, el regreso a la zona de Promoción sería un hecho, cada vez con menos fechas para recuperarse. Desde algunos sectores (y con mayor fuerza después del sábado) le demandan al presidente Daniel Passarella algún tipo de esfuerzo económico para repatriar a Andrés D’Alessandro. Pero Passarella reitera que para comprar primero hay que vender, y después calla. Es lo único que ha hecho en todo este tiempo.