Por Leontxo Garcia
El Pais de Madrid

Los gestos de crispación e impotencia de Gari Kasparov marcaron el XXV aniversario del Torneo Ciudad de Linares. Mientras el ruso aclara si su crisis es pasajera o incurable, las distancias se acortan en la élite: el húngaro Peter Leko, de 23 años, ganador del certamen, es capaz de jugar muy bien durante siete horas seguidas.
“¡Estoy cansado, estoy cansado!”, gritó Kasparov el sábado a su entrenador, Yuri Dojoián, cuando éste le preguntó, mientras huían del escenario a toda velocidad, por qué no había arriesgado más frente al español Paco Vallejo, quien le arrancó el empate cuando ambos sufrían apuros de tiempo extremos. “Este es el peor torneo de mi carrera”, remachó después el número uno.
El atribuye su fracaso a su edad y a los problemas extradeportivos que ha sufrido en los últimos seis meses. Otros, como el gran maestro yugoslavo Ljubomir Ljubójevic, consideran que el constante entrenamientode Kasparov con computadoras lo perjudica: “Las computadoras te muestran tus imperfecciones. Kaspárov ya no confía en su intuición sino en el cálculo exacto, y por tanto no arriesga como antes, porque juega como si sus rivales fueran máquinas”, explica Ljubójevic.
El grado de riesgo es precisamente lo que marca la transfiguración de Leko, quinto jugador del mundo. Fue un niño prodigio, y se convirtió a los 14 años en el gran maestro más joven de la historia. Pero luego atravesó un período muy gris, conservador a ultranza, firmando muchos empates tras poca lucha. Tras su matrimonio, con una armenia, cambió por fin de estilo hace un par de años. Y también su alimentación: ya no es un vegetariano estricto, come pescado y productos lácteos. Los resultados no pueden ser mejores: ganó en julio el Torneo de Candidatos de Dortmund, y ahora el Wimbledon del ajedrez, donde además se llevó el premio especial a la combatividad, tras disputar cinco partidas de más de seis horas.
El indio Viswanathan Anand, 3º del mundo, ha perdido una oportunidad de oro de fastidiar a la Federación Internacional (FIDE), que lo ha marginado del proceso de reunificación del título mundial en una injusticia flagrante. Tras ganar casi todo lo que jugó desde el pasado verano, Anand era el favorito para aprovechar la crisis de Kasparov, pero ha vuelto a mostrar falta de garra en los momentos decisivos.