FúTBOL › OPINIóN
› Por Juan José Panno
El tipo no cae muy bien en este lado del mundo. Es que es soberbio, arrogante, canchero, festeja los goles señalándose el pecho, abriendo los brazos para hacerse el centro de la celebración, casi nunca señala con el dedo al compañero que le dio el pase, mira de reojito a las cámaras, tiene mucho lomo y una mina que es un avión. No nos gusta porque su juego muchas veces está a la altura del de Messi, y eso nos cae pesado. Sentimos que el pibe rosarino es mejor, es más humilde, no tiene buena facha pero eso es lo de menos, y además de todo es de acá; y ya se sabe que a los de acá no nos gusta mucho que nos hagan competencia.
Pero por acá también somos bastante nobles; y como nobleza obliga, hay que decir que se merece este año el Balón de Oro, que entregan la FIFA y la revista France FootBall. Hay que resignarse y aceptarlo. El tipo fue la figura del Real Madrid campeón de la Liga española, hizo goles de todos los colores y remató el año con dos actuaciones extraordinarias en el repechaje que llevó a Portugal al Mundial de Brasil.
La postergación en la votación para la entrega del premio (se demoró del 15 al 29 de noviembre) resultó fantástica para el portugués, porque en el medio se produjeron los dos partidos contra Suecia por el repechaje. El primero, en Portugal, fue 1-0 con un gol de cabeza de CR7; el segundo, en Suecia, fue 3-2 con una tripleta del crack portugués. El primero de zurda, cruzando la pelota; el segundo también de zurda, un zapatazo tremendo en una gran corrida; y el tercero de derecha, clavando la pelota arriba para evitar el cierre de los defensores amarillos, después de sacarse de encima al arquero Chapeau. Cuatro goles hizo Portugal en el repechaje, los cuatro, vitales, decisivos, del tipo. En el año hizo goles de derecha, de zurda, de penal, de tiro libre, goles por la Liga española, por la Champions League, por la Copa del Rey, hizo 69 goles en 59 partidos. ¿Qué más se le puede pedir?
Con Ronaldo compiten por el Balón de Oro Lionel Messi y Franck Ribéry. El francés fue parte del equipo que el año pasado ganó todo. El Bayern Munich jugó, en 2013, 33 partidos por la Bundesliga, ganó 30 y empató tres; venció en los seis encuentros que jugó por la Copa de Alemania, se impuso en 11 de los 13 cotejos que disputó por la Champions League y cerró el año con dos victorias en el Mundial de Clubes. El Bayern fue una máquina de producir triunfos, pero Ribéry se convirtió en una pieza más –importante pieza, pero una más– del fenomenal engranaje. Y el premio es individual, no colectivo.
Messi, por su parte, había arrancado muy bien el año, pero sufrió varias lesiones musculares que hicieron que en la segunda mitad estuviera más tiempo en los consultorios médicos y en los gimnasios de rehabilitación, que en los campos de juego.
Y así como en los años anteriores el premio mayor fue obtenido en muy buena ley por el que creemos que es el mejor jugador de estos tiempos, esta vez, y mal que nos pese, se lo merece el tipo.
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