Dom 28.04.2002
libros

FUNEBRES

La muerte de un viajante

por Jason Yackee,
de la Prague Post-Gazette

La semana pasada murió en su casa de Praga, a causa de complicaciones derivadas de una larga enfermedad y una reacción adversa a una manzana. Los deudos del Señor Samsa, de veinte años, son su madre, su padre, y su hermana menor, Grete.
Mr. Samsa, un viajante de comercio empleado por una compañía textil local, era conocido por su familia y colegas como un empleado trabajador y dedicado y un confiable amigo. Su jefe dijo: “Gregor, hasta su... eh, bueno, episodio, nunca faltó un solo día al trabajo. No presten atención a los rumores que oirán sobre él. El muchacho era honesto, siempre listo a sacrificar su propio placer y descanso en función de sus obligaciones con la compañía y con la familia”.
La madre del Sr. Samsa agregó: “Sí, Gregor había hecho carrera, trabajó duro en la empresa, hasta llegar a viajante de comercio. Hasta que, bueno, usted sabe, dejó de ser él mismo en los últimos meses. A lo mejor el clima lo deprimió. Pero yo le dije que necesitaba salir más, encontrar una linda chica, se lo dije, pero, bueno, ¿qué es lo que una madre puede hacer?”
La pena por su trágica pérdida todavía empaña el rostro del Sr. Samsa padre y sus sentimientos quedan claros en sus atribuladas palabras: “Vea, me siento un poco culpable, usted sabe... esa manzana... yo nunca pensé... ¿pero quién lo habría pensado? Yo creo que mi hijo siempre fue un poco raro, pero un gran trabajador, era como yo, hasta que... esa pereza que nunca entendí. Quiero decir, cómo se puso hacia el final, eso. Yo nunca pensé que él se sacara de encima sus responsabilidades, no señor, ni menos que iba a hablarle a su jefe como lo hizo. Y ahora estoy cerca de los setenta años, trabajando por el premio de asistencia... En fin, perdóneme muchacho, pero tenemos que salir. Disfrute del tiempo, ha sido un largo invierno, ¿no le parece?”.
Mientras la familia se prepara para ir a pasear por el parque, la hermana de Gregor, Grete, música aficionada de 17 años, agrega: “Es como si hubiera estado muerto desde hace meses. Traté de entenderlo por todos los medios, lo alimentaba, lo acompañaba en su cuarto. Pero del modo en que estaba actuando, casi que me alegro de que se muriera. Quiero decir: se volvía tan feroz, sin ninguna razón, y se puso tan melindroso con su comida, ¡como nunca antes! Y traté de limpiar su cuarto... pero, no sé... creo que todo esto es para mejor, ¿sabe? Quiero decir: nunca tuve chance de decírselo a Gregor, pero estoy saliendo con un gentleman maravilloso, ¡que me quiere mandar al conservatorio! Imagínese: nunca lo habría imaginado... Y Mamá y Papá están de acuerdo en que nos mudemos de este incómodo y sombrío departamento que Gregor se emperró en hacernos alquilar”.
Cuando se le preguntó cómo querría que recordaran a su hijo, Mr. Samsa padre dijo: “Gregor, el viejo Gregor, el hijo que yo conocía y amaba, seguramente quería que lo recordáramos por su compromiso con la familia”.
Y así, la familia Samsa se sobrepone unida a la muerte de su querido hijo y hermano, Gregor, ofreciéndonos una invalorable lección sobre la importancia de la familia para enfrentar una pérdida irreparable.

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