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Incunables en la red
”Pasando las páginas” (Turning the Pages) es el nombre del programa que la Biblioteca Británica dispuso para que desde computadoras en cualquier lugar del mundo –a través de Internet– se pueda acceder a diversos tesoros e incunables que el Imperio fue recolectando a lo largo de su historia (en cierto modo, es algo así como una restringida reparación histórica que insospechadamente la tecnología permite). La experiencia comenzó en abril de este año, cuando se lanzó –a modo de inauguración de esta biblioteca virtual– una selección con 10 de estas obras. Lo singular de la propuesta es que, mientras los originales se mantienen a salvo de miradas y manos erosionantes, se puede pasar (virtualmente) página por página a la vez que se escucha un comentario acerca de lo que estamos viendo. Así es que se accede, por ejemplo, al cuaderno de notas en el que el mismísimo Leonardo Da Vinci dibujó diagramas y escribió apuntes matemáticos. El cuaderno documenta diferentes momentos de la vida del hombre de la Mona Lisa, que vivió entre 1452 y 1519, desde la primera nota que escribió en Florencia el 22 de marzo de 1508 hasta su muerte. Los textos están escritos en italiano y del extraño modo en el Leonardo Da Vinci solía escribir: con la zurda y de derecha a izquierda. También pueden verse algunas cosas todavía más antiguas, como The Lindisfarne Gospels (Lindisfarne es un monasterio ubicado el noreste de Inglaterra). Probablemente escrita entre 715 y 720, la obra, tal como sucede en numerosos opus medievales, muestra las palabras y las imágenes dispuestas como símbolos de fe. Otros de los bellos textos que pueden revisarse es The Sherborne Missal, libro que contiene texto y música destinada a ser usada para la misa católica de todo un año, en la abadía benedictina de Sherborne in Dorset (sudoeste de Inglaterra). Escrita en un año impreciso entre 1400 y 1407, se trata, según se cuenta, del único libro religioso ilustrado que ha permanecido intacto desde la Edad Media. Sherborne Missal contiene unas 700 páginas y tiene los márgenes decorados con reyes, nobles, monjes, santos, ángeles e incluso 48 imágenes de pájaros de británicos nombrados en Middel English (aquella lengua en la que escribía Chaucer), mientras que el resto de los textos están en el canónico latín.
Desde ya no son los únicos tesoros disponibles: también se puede hojear De Humani Corporis Fabrica de Vesalio –uno de los padres de la medicina– o piezas de caligrafía árabe del sultán Baybar Qur`an, entre muchos otros.
La página web (www.bl.uk/collections/treasures/digitisation6.html) también cuenta qué recorrido hicieron cada uno de los textos desde su escritura original hasta la Biblioteca Británica –detalle que agradecerán los filólogos–, aunque, claro, omiten prolijamente la palabra “Imperio”.